A Pepsi se le revuelve una promoción

Jueves, 14 de mayo 2009

La directora de la revista Estrategias, Penélope García, escribe su editorial de mayo

No sé exactamente la causa: si ha trabajado con una agencia poco profesional, si la campaña no estaba bien trabajada, mal comunicada o falló en la estrategia, pero la verdad es que a Pepsi le ha salido muy mal su última promoción desarrollada en Nueva York (Estados Unidos).

 

Con motivo de la inauguración del estadio de los Yankees, Pepsi, patrocinadora del equipo, decidió promover su bebida Pepsi Max con una acción que, finalmente, fue un desastre. Y es que no tuvo en cuenta lo que puede llegar a mover el béisbol en este país.

 

La promoción consistía en regalar 250 pares de entradas para el partido inaugural de los Yankees, pero la gente acudió en masa, haciendo cola junto al estadio desde primera hora de la mañana con la esperanza de conseguir unos asientos ‘de primera’. Sin embargo, Pepsi no contaba con los permisos necesarios para distribuir las entradas y, además, decidió a medio día cambiar la ubicación donde poder recoger los boletos. Así, todas aquellas personas que llevaban aguardando desde la madrugada se quedaron sin sus primeras plazas, concentrándose todavía más gente a medida que pasaban las horas.

 

 

 

Y, de repente, llegó la chapuza mayor al informar que, en lugar de 250 pares de entradas sólo tenían 100 pares y que, además, no eran para ese día sino para los partidos de junio. La gente comienza a gritar “Pepsi sucks” (“Pepsi apesta”) y a tirar el contenido de las latas por la calle. Ni siquiera el reparto de merchandising de la marca (camisetas, pins...) ni la llegada del pitcher Goose Gossage (que no se atrevió a salir del coche) logró calmar a la muchedumbre.

 

Parece inconcebible que una empresa como Pepsi pueda caer en un desastre tan grande para su imagen, consiguiendo crear unas muy malas emociones en sus consumidores que le será muy difícil hacer olvidar. Ni siquiera las posteriores promociones que ha realizado, regalando entradas para ver a los Yankees a través de concursos radiofónicos, han conseguido enmendar la mala imagen generada.

 

No será ni la primera ni la última promoción chapucera que verán nuestros ojos, por eso hay que tener mucho cuidado sobre con quién se trabaja y que la idea de la campaña no se te revuelva en el último momento y te pegue un puñetazo en el ojo que te deje ko.

 

 

 

Penélope García, directora de la revista Estrategias

penelope@estrategias.com


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