Está claro que las reivindicaciones feministas carecen de base sólida si la otra mitad de la población no se implica activamente en su consecución. Los hombres de hoy en día tienen que hacer un esfuerzo por enterrar micro y macro machismos mamados desde su infancia, impresos en su ADN por el peso histórico de siglos de patriarcado, o sencillamente, practicados al amparo de una sociedad permisiva que hasta hace muy poco hacía oídos sordos a la desigualdad de género.
Si bien el movimiento feminista lleva mucho tiempo ganando batallas para equiparar los derechos y oportunidades de mujeres y hombres, el movimiento #MeToo se ha alimentado de las ventajas de la globalización para marcar un punto de inflexión en una lucha que apuesta por la construcción de un mundo más libre, más justo y más igualitario para todos. Hombres incluidos. Y aquí es donde el último anuncio de Gillette está levantando pasiones a favor y en contra de una propuesta ciertamente arriesgada.
Gillette, una marca de higiene masculina que durante mucho tiempo nos ha presentado una imagen viril y bravucona de sus protagonistas, apuesta ahora por un hombre sensible a las injusticias contra las mujeres y dispuesto a plantar cara a los machistas reticentes al cambio. “Porque los niños que nos miran ahora, serán los hombres del mañana” y esa es una enorme responsabilidad que ningún adulto, sea del género que sea, debe eludir.