Llega el consumidor rebelde

Llega el consumidor rebelde
Miércoles, 04 de febrero 2015

La crisis motiva el nacimiento de un nuevo tipo de consumidor que opta por vías de consumo alternativo o colaborativo, toma medidas de ahorro, rechaza a las grandes empresas y hace críticas por Internet. No se resigna, busca soluciones.

La recesión ha dado lugar al ‘consumidor rebelde’, un nuevo perfil de consumidor que amenaza con abandonar a las grandes marcas. Así lo ha detectado Mikroscopia 2015, la primera edición de un estudio de MyWord que se adentra hasta en el último recoveco de la vida del ciudadano y detecta 50 microtendencias y hábitos emergentes de vida, consumo y compra.

Según Mikroscopia, el 25% de los ciudadanos admite sentir rechazo por las grandes empresas y corporaciones a raíz de la crisis económica. La investigación revela que más de la mitad de los ciudadanos, el 54%, afirman haber descendido de clase social durante la recesión. Entre esta población empobrecida la aversión a las grandes corporaciones es mayor, alcanzando el 31%.

El perfil del ‘consumidor rebelde’ no es el de una persona ni subversiva, ni radical. Tampoco está necesariamente muy insatisfecho con los productos y servicios que proporcionan las empresas, sino con el rol social que estas desempeñan.

¿Cómo es el ‘consumidor rebelde’? algunos de los rasgos que definen este nuevo ‘consumidor rebelde’ son:

- El ‘consumidor rebelde’ ha modificado sus hábitos de consumo y compra por efecto de la crisis, asumiendo medidas de ahorro e incluso de ‘economía de guerra’. Así, el 32% de los ‘consumidores rebeldes’ han cambiado de supermercado en busca de precios más bajos, frente al 25% del resto de consumidores; y el 55% de este nuevo tipo de consumidor ha cambiado a marcas más baratas frente al 38% del resto de la muestra. La crisis ha vuelto más austero al 68% de ‘consumidores rebeldes’, cifra muy superior al 43% del resto de entrevistados. Además, entre los ‘consumidores rebeldes’ el 24% declara mezclar el jabón de lavavajillas con agua para alargar su uso, 10 puntos porcentuales más que el resto de la muestra.

- El ‘consumidor rebelde’ ha transformado su escala de valores. La crisis ha impactado en su manera de percibir la sociedad de consumo y le ha hecho asumir pautas de ahorro y actitudes más responsables: según recoge Mikroscopia, el 69% de los ‘consumidores rebeldes’ no tiran comida en su casa, 19 puntos porcentuales más que el resto de consumidores; y el 32% siente remordimientos por comprar, frente al 18% del resto de consumidores.

- Este nuevo tipo de consumidor es activo y no se resigna, sino que busca soluciones dentro de la propia sociedad. Por ello, el ‘consumidor rebelde’ se inclina más por prácticas de consumo alternativo y colaborativo, tales como el intercambio de bienes y servicios, los mercados de segunda mano, las compras colectivas, los grupos de consumo, o incluso la producción propia de aquello por lo que antes se pagaba. El 41% de las personas con este nuevo perfil de ‘consumidor rebelde’ recurre al mercado de segunda mano, frente al 27% del resto de consumidores; y un 43% produce por sí mismo productos que antes compraba, porcentaje muy superior al 27% del resto de la muestra. Además, este tipo de consumidor también opta mucho más por establecimientos y servicios éticamente responsables.

- El ‘rebelde’ se trata de un tipo de consumidor que es prescriptor digital y realiza críticas positivas o negativas por internet, propiciando el contagio de opiniones. El 37% de los consumidores rebeldes son prescriptores digitales frente al 32% del resto de la muestra. El entorno social cada vez más digitalizado ha hecho de este un consumidor muy exigente, bien informado y vigilante hacia cualquier mala práctica empresarial.

Como explica Belén Barreiro, directora de MyWord, “esta nueva ruptura entre consumidores y corporaciones es, en cierto sentido, similar a la que se está produciendo en la política entre los electores y los partidos tradicionales. Y, en ambos casos, en el mercado y en la política, la reacción del consumidor o ciudadano está siendo sorprendentemente parecida. La sociedad golpeada por la crisis no se resigna, sino que se ha vuelto más activa y cooperativa: busca soluciones por sí misma y dentro de la propia sociedad. El empobrecimiento, junto con la creciente desigualdad, está teniendo consecuencias de envergadura en la relación de los consumidores con las empresas y las instituciones financieras. Reconciliar al consumidor con el sistema económico es probablemente el reto más importante que las grandes corporaciones tienen ahora mismo por delante’.


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