Carlsberg vuelve a hacernos sonreír con una fantástica acción no convencional desarrollada en Bruselas de la mano de la agencia Duval Guillaume. La estrategia: poner en una situación comprometida a diferentes parejas que acuden al cine a ver una película en una tranquila tarde. Al entrar, la sala completamente llena… de moteros con cara de malos. Sólo dos asientos libres. ¿Cuántos se atreven a ocuparlos? ¿Cómo reacciona la gente? Aquellos que, sin miedos ni prejuicidos, se lanzan a acudir a sus asientos, se merecen el aplauso de todos… y una Carlsberg.