La acción tuvo lugar en el aeropuerto Schiphol de Amsterdam y consiguió sorprender gratamente a algunos afortunados viajeros. Con la idea de repartir pequeñas dosis de felicidad, la agencia Boondoggle se puso a la tarea de rastrear los perfiles sociales de los pasajeros que habían informado vía Twitter sobre su intención de viajar con KLM. Una vez identificados su vuelo y su destino, tan sólo quedaba recabar información sobre los gustos y aficiones de cada uno de ellos para hacerles entrega de un regalito personalizado. Así, por ejemplo, Linda -una joven deportista que se disponía a viajar a Roma para pasar el fin de semana- recibió un dispositivo de Nike para contar los pasos, medir la velocidad y controlar la frecuencia cardíaca.