Ahora mismo lo que más me ayuda a inspirarme es la calle. Porque en la calle es donde está la vida, la gente a la que queremos contarle nuestros historias. A veces, pienso que nos pasa como a los políticos que quieren gobernar la calle a la que no bajan nunca. Queremos hablarle a la gente sin salir de la burbuja endogámica de la agencia y eso no funciona. Además, en la calle también están la cultura, el arte, el conocimiento, las creencias… La inspiración en estado puro. La que fluye por la agencia siempre es buena, pero nace de perfiles muy parecidos con mochilas casi idénticas.
Siempre es bueno tener la puerta bien abierta. Así que hago como mi admirado Nick Cave, que se describe como un ser metódico y disciplinado, que entre gira y gira sigue horarios de oficina para escribir. (¡Y cómo escribe de bien!) Eso sí, no voy tan elegante como él. Y como si no lees no sabes escribir, intento leer todo lo que puedo. Y funciona: abre la mente a nuevas ideas para crear historias diferentes. Que de eso se trata.
La vida de la calle y la vida de los libros, ambas son mi inspiración ahora mismo. Mañana puede ser otra cosa la que me ayude a encontrar las musas. Quién sabe.