Parnaso, mi agencia. La elección del nombre no fue aleatoria, como tampoco lo son sus integrantes. Conversar a diario con mis compañeros, intercambiar vivencias, ideas, propuestas, experiencias, es algo verdaderamente enriquecedor. El ser humano es inspirador, en él nace y muere todo. No haber vivido durante años una vida de hogar me ha nutrido y enriquecido humanísticamente. Desde pequeño he tenido la inmensa fortuna de coincidir y convivir en diversos internados y universidades con personas de diferentes culturas, clases sociales, religiones, orientaciones sexuales, valores y educación… Vivencias importantes y profundas de las que he aprendido mucho. Fuera de Parnaso no tengo lugares favoritos de inspiración confesables. Lo que me encanta es vivir intensamente como protagonista o como espectador la calle y todo lo que en ella transcurre, ya que bien canalizado es fabuloso para el aprendizaje. La ópera, la literatura, viajar, la pintura, el cine, la gastronomía, el rock… para mí son magníficos momentos de retroalimentación personal para crecer, no para crear. Yo encuentro siempre la inspiración trabajando, buscando dentro de mí, en silencio y por norma general en Parnaso.