Inspirándose libremente en un estudio del psicólogo Jim Loehr, los directivos de la agencia Imaginarte llegaron este año a un curioso acuerdo con sus trabajadores: éstos no podrían atender llamadas de trabajo ni contestar emails o adelantar proyectos previstos para septiembre durante las tres semanas que durasen sus vacaciones. Sabiendo que el descanso es esencial para poder rendir adecuadamente el resto del año, la agencia estableció algunas sanciones para aquellos que cayeran en la tentación de no respetar la absoluta desconexión veraniega. Cada una de las penalizaciones estaba ligada a una infracción específica, y dicha correspondencia quedó recogida en una completa lista consensuada por todo el equipo de la agencia.
- 1 consulta del correo de trabajo = 1 serie de 10 abdominales
- 1 Gestión por Whatsapp = 1 Tinte de pelo delatador
- 1 contestación a mail de trabajo = 5 vueltas a la manzana con camisa de palmeras
- 1 gestión telefónica = ingesta de un montadito de nocilla y anchoas
- 1 comida de trabajo = lectura en voz alta de 3 capítulos de la
novela "50 Sombras de Grey"
- 1 modificación de archivo de diseño = 1 jornada entera escuchando una Playlist de las peores baladas de la Historia
-1 modificación de archivo de texto: depilación de pantorrillas
- 1 consulta a compañeros: Visionado de película X de Carmen de Mairena
- 1 reunión con clientes = Pintar la fachada de la agencia
- 1 aparición por la agencia = Ordenar el almacén de la misma
Pero no todo serán sanciones. Según Lucía de la Vega, directora de estrategia de la agencia: Tras contabilizar el número de infracciones cometidas, calculamos que alrededor de un 30% de los trabajadores han conseguido desconectar totalmente del trabajo. Durante el lunes podrán disfrutar de una fiesta especial y muy merecida. Han conseguido algo realmente difícil.
Dentro de ese 30% de trabajadores libres de sanción se encuentra Germán Gisbert, diseñador, que revela su secreto para desconectar: Fui padre hace relativamente poco, así que en mi caso la desconexión fue inevitable
el único cliente que he tenido este verano ha sido mi hijo. No había tiempo para nadie más. Patricia Corrochano, también diseñadora, adoptó una estrategia bien distinta: Mi marido me pasó a recoger en cuanto acabamos la última jornada y nos fuimos directos a Cedeira, un pueblecito gallego precioso, lejos de móviles, internet y whatsapps. Es la mejor manera de olvidarse por un tiempo de las presiones laborales.
En nuestro sector es facilísimo dejarse llevar y no llegar a desconectar del todo en las vacaciones, ni siquiera en las de verano. Eso acaba por pasar factura en los meses posteriores. Por eso este año nos ha parecido una buena idea tratar el tema de una manera directa y divertida: sancionándonos a nosotros mismos por no darle a las vacaciones la importancia que se merecen, sobre todo cuando el resto del año se trabaja sin mirar el reloj", comenta Antonio Piñero, director creativo de la agencia.
A lo largo del estudio en el que se basa la iniciativa, llevado a cabo por Jim Loehr, psicólogo dedicado a investigar el rendimiento del ser humano en distintos ámbitos, se afirma que las empresas juegan un papel fundamental en el establecimiento de una correcta salud mental en sus empleados. Esta puede conseguirse mediante pausas programadas u otras iniciativas que estimulen hábitos saludables, como la desconexión total del trabajo durante los días libres.