Un reciente estudio de Jupiter ha puesto números a lo que todo el mundo sospechaba. Desde que el pasado mes de julio Napster perdiera la batalla contra las multinacionales de la música y tuviera que poner filtros a sus buscadores -lo que prácticamente significaba su muerte como estrella de la Red-, el fenómeno de intercambio de archivos punto a punto ha caído en picado. No es que ya no se pueda hacer, sino que ahora es más difícil.
Las cifras hablan por sí solas: Los usuarios de esta práctica P2P en Europa han disminuido a la mitad en menos de un semestre: de 8,2 millones en febrero de 2001 a 4,6 millones en agosto (sin Napster).