A través de los objetivos de los principales fotógrafos y videógrafos internacionales, Canon revela una serie de predicciones de diferentes expertos sobre cómo será el futuro del storytelling visual.
La imagen como vehículo de las emociones
Si bien los humanos somos storytellers naturales, recientemente y gracias a la tecnología, hemos sido capaces de alcanzar nuevos niveles de profundidad y emotividad en el contenido que creamos. A este respecto, la fotógrafa española Marina Cano sostiene que “el storytelling visual se desarrollará en los próximos diez años como la principal forma de transmitir información, ideas y valores”. Las nuevas herramientas, como la fotografía y el vídeo, permiten que una historia trascienda e impacte con mayor efectividad que el texto o el audio: “Es bien sabido que las personas recuerdan solo un 10% de lo que escuchan, pero un 80% de lo que ven. Teniendo esto en mente, contamos con las herramientas perfectas para transmitir nuestra visión y pasión”, apunta Marina.
“Storytelling” dirigido por los espectadores en un mundo interactivo
Nuestros expertos predicen que las tecnologías de la inteligencia artificial (AI) y de la realidad aumentada (AR) serán fundamentales para la aparición del storytelling dirigido por el espectador, con audiencias que demandarán un mayor control sobre los puntos de vista del contenido. En la próxima década, podríamos llegar a un punto en el que los espectadores podrán tomar el control sobre cómo ver una imagen, desde el ajuste de la iluminación al cambio de ángulos de la cámara, lo que dará lugar a una experiencia totalmente interactiva y personalizada.
Sobre esta tendencia, Simeon Quarrie, famoso cineasta que utiliza el poder de las imágenes en movimiento y fijas para crear experiencias de storytelling inmersivo, ha declarado que “los algoritmos de las redes sociales deciden qué historias ves, en función de tu historial de visionados, pero el algoritmo del futuro dictará la estructura de las historias que vas a ver”.
Además, la tecnología ha dejado de ser una herramienta pasiva, utilizada para seguir virtualmente las vidas de otros. Cada vez más, los storytellers buscan crear una experiencia interactiva. “Imagina que estás viendo una película o una serie de televisión. La toma y el encuadre permanecen estructurados, pero los elementos visuales dentro de la historia cambian”, añade Simeon.
La democratización del storytelling
La fotógrafa de retratos Guia Besana, cuyo trabajo se centra en temas relacionados con las mujeres y su identidad, cree que durante los próximos diez años “el storytelling abarcará un conocimiento más amplio. Aportará nuevas historias con nuevos puntos de vista”.
La proliferación de las redes sociales significa que las historias de ámbito regional han alcanzado una mayor relevancia y significado a escala global, como apunta la cineasta de documentales Laura Bisgaard Krogh. “[Debemos] contar historias que sean verdaderamente importantes. Para que podamos hacerlo, todos se tienen que involucrar”.
Conforme las tecnologías de la imagen y las redes sociales resultan más accesibles, más historias locales podrán ser conocidas globalmente. “La tecnología me permite a mí, personalmente, llegar a millones de personas, en unos pocos segundos, a través de las redes sociales”, comenta Muhammed Muheisen.
Fatiga digital en un mundo alimentado por la nostalgia
Pese a que ya vivimos en un mundo crecientemente digitalizado, nuestros expertos predicen que el poder de la impresión seguirá desempeñando un papel de apoyo en la experiencia del storytelling visual, dada la conexión emocional que aporta.
Las investigaciones sobre la humanidad ayudan a los storytellers a superar el ruido digital o, como afirma la fotoperiodista, artista y fotógrafa Tasneem Alsultan, crear espacio para las cosas que “disparan nuestros sentimientos”. Ella no se imagina “que la impresión desaparezca pronto”, debido a la belleza intrínseca y la nostalgia que inspira. Más bien, lo digital y la impresión coexistirán en armonía, para crear una experiencia emotiva a través de los espacios físicos y virtuales, que nos pueden convertir a todos en ”storytellers”.