¿Estamos viviendo el ocaso del arquetipo de familia?

¿Estamos viviendo el ocaso del arquetipo de familia?
Martes, 22 de mayo 2018

¿Sabías que de los 18.406.100 hogares que hay hoy en día en España, sólo el 34% de los mismos responde al modelo de familia tradicional? `Singles´, `Dinkis´, personas que comparten vivienda sin tener lazos de sangre y hogares monoparentales, entre otras fórmulas, son cada vez más comunes.

El estudio “Las Mil y Una Familias” de Punto de Fuga proporciona una radiografía completa de las familias españolas, relativizando la transcendencia que tiene el estereotipo de familia formada por un hombre y una mujer con sus dos hijos: idealmente si se tratan de un niño y una niña.

Para la realización del informe, Punto de Fuga ha entrevistado a 2000 personas en España sobre sus actitudes vitales, comportamiento de compra, nivel de equipamiento, etc. Y ha entrado en 100 hogares de familias monoparentales, de Dinkis (Parejas jóvenes sin hijos), de familias Nido vacío, de Share home (personas que comparten piso) y de familias con hijos para realizar entrevistas etnográficas a todas las personas integrantes de la unidad familiar.

En 1970 en España había 33.956.047 habitantes que vivían en 8.853.660 hogares. Los últimos datos disponibles del INE cifran la población española en más de 46 millones de personas y el número de hogares supera los 18 millones. Los cambios económicos, sociales, demográficos, culturales, políticos, legislativos, sexuales, que hemos vivido en las últimas décadas hacen que el tamaño de los hogares sea cada vez menor.

El estudio recoge las particularidades de las diferentes tipologías de familia, pero también los grandes ejes que comparten todas ellas. A continuación, recogemos los “Main Insights” transversales más significativos:

  • La familia tiene un carácter central en la vida de las personas. Supone el soporte en la vida de hoy: en cuanto a los valores, en cuanto a la logística e incluso en lo económico. El 65% de los entrevistados decía que le gusta hacer actividades en familia. Cuando no está la familia se construye: con amigos, con compañeros de piso…
  • El dinero sigue siendo la principal preocupación. (Por la incertidumbre sobre el futuro y la sensación de temporalidad ante una vida que cambia de un día para otro). Esto tiene importantes implicaciones en el consumo ya que se alarga la vida útil de los bienes, se reutiliza, y en términos generales se racionaliza el gasto… Porque a pesar de que estamos saliendo de la crisis, un 30% de las familias decía que tenían problemas para llegar a final de mes. Hay una “obsesión” con no endeudarse. Un 69% de los entrevistados decían que si quieren algo ahorran para conseguirlo ya que no les gustan los créditos.
  • La tecnología se ha incorporado plenamente en la vida de las familias. Tiene incidencia en cómo se forman algunas familias gracias a fenómenos como Tinder o Meetic. Tiene incidencia en cómo se comunican, utilizando Whatsapp o Skype. Pero también en cómo se divierten o cómo compran. Los miedos se han mitigado y se entiende la tecnología como una herramienta de ayuda en una realidad compleja y poliédrica.
  • La familia es más tolerante y flexible. Se acepta la diversidad y las nuevas formas de familia. Se desmitifica la familia y se asumen las imperfecciones y los problemas. Se respetan las individualidades y el sanctasanctórum de los miembros de las familias. Se favorecen las actividades individuales dentro y fuera del hogar como necesarias para la descompresión familiar y la buena convivencia. El 83% de los entrevistados manifestaba que, aunque se viva en familia es importante tener su propio espacio, hacer cosas para ellos como el disfrutar de su serie, ir al gimnasio, a cenar con amigos…
  • En el estado de incertidumbre social, económica, política, con sorpresas e imprevistos al orden del día, la familia constituye el pilar básico de nuestra estabilidad. En palabras de un entrevistado: “Ya nada es seguro, ni la economía, ni el trabajo, ni siquiera la pareja… pero nuestro hijo siempre podrá contar con nosotros”.
  • Las familias han asumido que lo único constante en la vida es el cambio. De hecho, vivimos varias vidas en una sola y podemos pasar por varios modelos de familia a lo largo de la vida. La incertidumbre se ha instalado en lo cotidiano, se acepta y se asume.
  • El espacio común ya no delimita el lazo familiar. El concepto de familia extendida crece. Aumenta el número de familias reconstituidas con hijos que vienen y van, nietos que entre semana conviven muchas horas con sus abuelos o familias con los miembros dispersos por el mundo.
  • Lo moderno no ha sustituido a lo de siempre. Las familias menos convencionales mantienen tradiciones de toda la vida: reuniones familiares, celebraciones tradicionales. Mientras que las familias más “clásicas” aceptan las nuevas formas de convivencia de sus hijos. Incluso encontramos matrimonios de un perfil conservador que normalizan que sus hijos convivan sin estar casados.
  • La buena salud de los miembros de la familia resulta una preocupación para la estabilidad del hogar. La familia actúa como el guardián de la salud de sus miembros. Esto lo manifestaban en “verbatims” como el siguiente: “Entre todos intentamos que mi madre no fume tanto”.
  • Los traumas nos constituyen como familia. Las pérdidas, los cambios, las rupturas, etc. hacen que las familias aprendan y reorienten sus esquemas. En palabras de una de las personas entrevistadas: “Después de todo lo que me pasó me di cuenta de que lo único que importa, de verdad, es el amor: de mi familia, de mi pareja, de mis amigos…pero el amor”.

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