El proyecto “Arte Hecho por IA” no es lo que parece
El desenlace del proyecto “Arte Hecho por IA”, de Milfshakes, ha resultado ser algo muy diferente a lo que parecía: cuatro obras muy humanas creadas por cuatro artistas llamadas "Ia".
Milfshakes ha revelado el desenlace de su último drop, una nueva lección sobre percepción, valor y narrativa. Y es que lo que se anunció como “Arte Hecho por IA” -cuatro obras que parecían generadas por inteligencia artificial y que se subastaron en directo generando miles de comentarios en redes y una puja seguida minuto a minuto- ha resultado ser algo mucho más humano de lo que parecía: las piezas no provenían de ningún algoritmo, sino de cuatro artistas llamadas Ia. Concretamente, Ia Ruiz, Ia Dolçet, Ia Fernández e Ia García. No algoritmos, sino personas de carne y hueso.
Con esta maniobra, Milfshakes ha convertido un simple lanzamiento en un experimento cultural abierto, donde miles de usuarios debatieron en tiempo real sobre autoría, valor, emoción y el límite difuso entre lo humano y lo artificial.
El proyecto, lanzado bajo el nombre “Arte Hecho por IA”, parecía encajar de lleno en el debate global sobre creatividad algorítmica. Un teaser protagonizado por Eva Hache, grabado en una galería de arte, ponía voz a la pregunta que flotaba en el aire: “¿Puede la IA crear arte que emocione?” Un proceso creativo supuestamente secreto y una narrativa cargada de misterio dibujaban el terreno perfecto para el experimento.
Desde la web de la marca, las obras salieron a subasta en milfshakes.es, en colaboración con suarte.art, con un precio inicial de 100 €. Durante tres días, la conversación giró en torno a su autoría digital, su estética aparentemente “fría” y el futuro del arte en tiempos de automatización. Redes, comentarios y notas de voz hervían con análisis sobre la “frialdad algorítmica” y la supuesta firma invisible del código.
Las cuatro obras fueron escalando en valor hasta adjudicarse en cifras que oscilaron entre 1.550 y 4.000 euros, mientras miles de usuarios las leían, discutían e interpretaban convencidos de estar mirando arte generado por IA.
Así, lo que se vivió como un experimento sobre obra generada por IA era, en realidad, un experimento sobre cómo cambia nuestra percepción cuando cambia la historia. “El objetivo no era medir si una inteligencia artificial puede crear arte, sino comprobar si la emoción que despierta una obra depende más de quién creemos que la ha hecho que de lo que realmente vemos”, explica el equipo creativo de Milfshakes. “Ha sido un estudio sobre cómo valoramos lo intangible en la era digital".
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No es la primera vez, ni será la última
No es la primera vez que la marca experimenta con los límites del valor artístico. En 2023 ya subastó un cuadro anónimo que alcanzó los 11.000 euros, confirmando que el deseo y la historia pueden ser tan determinantes como la técnica. “Arte Hecho por IA” no es una anécdota aislada: es el siguiente capítulo de una investigación continua sobre la psicología del valor y el deseo.
“Queríamos medir si el arte realmente cambia cuando cambia su autoría… o si quienes cambiamos somos nosotros. Es la misma obra, con la misma luz, la misma textura y la misma emoción. La única diferencia era el relato que decidimos creer”, añade el equipo creativo de Milfshakes.
En menos de tres años la marca, fundada por Nil Ojeda, se ha consolidado como una máquina de diseñar conversaciones, mezclando cultura de la generación Z, marketing experimental y narrativa emocional.
El proyecto se cierra con todas las obras vendidas… y dos preguntas que sobreviven al drop: ¿Valoramos el arte por lo que vemos o por quién creemos que lo ha hecho? ¿Y ahora que sabemos la verdad, valen más… o valen distinto?