Consejos para no caer en la adicción al móvil

Según un reciente estudio de Rastreator, más de 8,1 millones de españoles se consideran adictos al móvil, o lo que es lo mismo, el 28,5% de la población de entre 18 y 65 años. La cifra supone un incremento del 6,6% con respecto a la cifra registrada en 2018, medio millón de personas más.
Daniel Peña, doctor en Psicología y Ciencias de la Conducta y experto en adicciones a las nuevas tecnologías, comparte con nosotros unos consejos sencillos pero útiles a la hora de intentar combatir esta adicción tan extendida entre los españoles.
Conócete a ti mismo
La inseguridad, falta de confianza en con nosotros mismos, vulnerabilidad emocional o la necesidad excesiva de aprobación por los otros pueden hacernos más propensos a hacer un uso abusivo del móvil. Conocer estar características y saber cómo influyen en nuestro comportamiento es el primer paso para recuperar el control.
2. Marca períodos con y sin teléfono
Establece períodos específicos y determinados para revisar el móvil y momentos y actividades en los que el móvil esté prohibido. No te centres solo en lo que no debes hacer, sino en qué vas a invertir tu tiempo en vez de mirar el móvil.
3. Conoce los desencadenantes
Hay situaciones externas (sociales) o internas (estrés, aburrimiento...) que desencadenan nuestro comportamiento, hábitos tóxicos que nos hacen estar pendientes del móvil sin ser necesario. Un eslabón inicial puede disparar el siguiente, por lo que el autocontrol es mucho más fácil en los eslabones iniciales.
4. Controla tu atención
La atención es el objetivo mediante el que percibimos el mundo, un filtro que determina la porción del mundo con la que establecemos contacto. Sentimos y reaccionamos a esa parte del mundo y en ocasiones ese filtro se establece como consecuencia de emociones (ej. Miedo) y no por nuestros objetivos, metas, valores…El mindfulness es una excelente forma de entrenar la atención
5. Aplica la racionalidad
A veces el uso del móvil obedece a patrones irracionales de pensamiento como el miedo a perderse algo o a quedarse fuera (FOMO). En estos casos es importante reanalizar nuestra forma de pensar e interpretar la realidad, tratando de hacerla más racional, autónoma y menos dramática.
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