Búho, ratón o león

Hace unos años en un proceso de selección para un puesto de cierta responsabilidad me encontré frente a una pantalla con tres imágenes: un búho, un ratón y un león. La prueba consistía en elegir cuál me representaba más.
Me quedé observando a los tres animales durante un rato, sabiendo que debía seleccionar sin ningún tipo de duda al león todopoderoso, con amplias dotes de liderazgo y experiencia multidisciplinar. Tras un breve tiempo de espera, la pantalla se puso en reposo, reflejando una mirada desconcertada, un pelo revuelto de felino recién levantado y un gesto lleno de pavor. Obviamente moví el ratón, pinché al león y pasé a la siguiente pregunta.
En esta industria aprendemos rápido a contestar lo que se espera. A gustar a clientes, algoritmos, jurados y otras agencias. ¿Cuántas ideas nacen para ser visualizadas como un gran post en LinkedIn? Un estudio de 2024 lanzado por Contagious, la herramienta de ‘machine learning’ para industrias creativas, revelaba que solo el 4% de las campañas evaluadas por consumidores eran percibidas como “realmente diferentes”. No mejores. Pero sí distintas. Un rasgo que las convertía en memorables.
A veces, nos domesticamos tanto para gustar que nos olvidamos de incomodar. Dejamos de tensionar el ‘briefing’ o de buscar el detonante cultural que rompe con todo lo demás y que nos permite ser relevantes para nuestro público.
La próxima vez que tenga que elegir entre un búho, un ratón o un león, quizá lo mejor sea no contestar. O decir algo así como: “depende del día y la hora”.
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