El Festival de otros. El club de otros

Una reflexión sobre el alcance del Día C de San Sebastián, donde suelen acaparar premios las grandes agencias.
Dentro de una hora, mis compañeros de After y yo saldremos hacia San Sebastián para asistir al Día C. Han pasado 21 años desde la primera vez que hice ese trayecto (entonces para ir a El Sol). Dos cosas no han cambiado: las ganas, sí, pero también cierta sensación de estar en una fiesta de y para otros.
Mi síndrome del impostor de los inicios no necesita explicación, pero, ¿por qué dos décadas después los festivales o el propio c de c me siguen resultando un poco alejados? Existe una crítica recurrente: "es un club de amigos endogámico que se reparte premios y homenajes entre ellos". Pero no es la mía. Como todo tópico, quizás tenga algo de verdad. Pero también mucho de envidia.
Un festival y un club como estos no existen porque sí. Hay personas que se lo han currado para hacerlos realidad. Que menos que lo disfruten. Y es muy lógico que las agencias más grandes acaparen premios y jurados. Es más, quien se sienta excluido ha de hacer autocrítica: podemos implicarnos más, proponer más, sentirnos más partícipes.
Dicho esto, me surgen algunas preguntas. Y no tengo respuesta... ¿Debería el club hacer un esfuerzo para incluir agencias y ciudades medianas? ¿O en realidad ya lo está haciendo? ¿Podría haber más rotación en los nombres que se llevan los focos? ¿Tendría sentido dedicar ponencias al “trabajo del día a día" o a la realidad de otro tipo de clientes? Puede que sí, aunque también es verdad que nada me arrastrará más al Kursaal que un gran nombre como Wieden+Kennedy. Es complicado...
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