El nuevo rol del management en el sector publicitario
Si algo ha cambiado a lo largo de los años es la relación de las empresas con sus empleados... o "de los empleados con las empresas", y esto también nos atañe a las agencias de medios y a nuestro sector en general.
Estamos en una época en la que la llegada de la tecnología ha significado un cambio en los roles de las personas y de nuestras compañías. La tecnología es el “alma mater” y las personas comienzan a ser más necesarias en tareas en las que no alcanza la automatización: hablamos de funciones y responsabilidades más alineadas con la estrategia, la toma de decisiones, el pensamiento crítico y la gestión de las personas más allá de un “empleado”.
Esto que parece algo fácil, no lo es tanto, puesto que todo este cambio pasa por una regeneración en la manera de liderar, una superación en el pensamiento y en la forma de entender a las compañías como algo más que aporta beneficios y mira hacia sus accionistas. Una manera en la que el crecimiento de las personas, sus vidas personales y su futuro es importante, pasando a ser el centro y la misión en las compañías. Un líder ahora debe pensar en el bien de sus equipos por una sociedad mejor, por un mundo mejor, desde el más amplio concepto de la sostenibilidad, hasta el más individualista de cada una de sus personas.
¿Y por qué ahora? Porque este cambio no comienza “per se” en las empresas o por la llegada de la tecnología (que no negamos que ha ayudado), sino por un cambio en el pensamiento y la manera de ser de las personas y de la sociedad en su conjunto. Hemos visto cómo la situación COVID ha hecho que muchas personas se replanteen sus vidas y que dejen sus trabajos, en pro de la felicidad interna. Y qué decir de las nuevas generaciones que prefieren trabajar en empresas en las que sus valores estén alineados con los suyos, en las que el aprendizaje sea un aliciente y la flexibilidad una norma, buscando, ante todo, la felicidad en su entorno laboral.
Todo esto pasa, incuestionablemente, por un cambio de rol o de liderar. Y aquí mi segunda reflexión. Para este nuevo liderazgo, ¿se nace o se hace? Humildemente creo que, la personalidad es algo que “nos viene de serie”, pero el comportamiento puede modificarse. Y esto nos abre a un mundo en el que nosotros mismos, como líderes de nuestras compañías debemos poner empeño. Debemos tratar a nuestras personas con un sentido ético y con principios morales, donde el liderazgo se centre en las personas y para las personas y donde se sientan apreciados e incluidos. Debemos mostrar con buenas intenciones y claridad mental, ayudando a que se trabaje la autocrítica desde el sentido positivo de la misma. Tenemos que trabajar en relaciones horizontales, donde la confianza en nuestros equipos, la transparencia, la lealtad y ser conscientes de que no siempre sabemos de todo, es lo principal. Debemos tener empatía, tener esa sensibilidad para comprender a los demás. Debemos tener capacidad para guiar y enseñar a nuestros equipos, y que crezcan como profesionales y como personas dentro de nuestras empresas. Y en estos momentos tan complejos, debemos ser agentes del cambio, con una comunicación interna clara y sincera.
¿Y cuál es mi consejo para esta manera de liderar? Tener un amplio conocimiento de nosotros mismos: tener claras cuáles son nuestras fortalezas para que actúen como catalizadores y nuestras debilidades, para que estas no nos frenen en nuestro liderazgo humanista. Pensar que siempre podemos mejorar y ayudar a construir una sociedad mejor. No hay nada más grande que acabar un día y darte cuenta que ese día has puesto de tu parte para que nuestra sociedad sea una mejor sociedad en el futuro.