En un escenario cambiante como el actual, las organizaciones han de ser capaces de adaptar sus activos intangibles a las necesidades de la sociedad. La marca y la comunicación que se hace de ella deben evolucionar y ser sensibles a los nuevos tiempos, incorporando a sus valores y principios esenciales aspectos que los ciudadanos demandan en cada momento. Es esta razón la que nos ha movido en IMF para dar un paso al frente y renovar nuestra identidad corporativa con el fin de mostrar nuestra capacidad para adaptarnos a los nuevos tiempos. Hoy la educación superior vive una fuerte transformación hacia un nuevo paradigma completamente distinto al anterior, en el que se exigen perfiles más transversales y muy vinculados a la realidad de un mercado laboral cada vez más global y exigente.
Las marcas, también las educativas, deben apalancarse en la comunicación para transmitir sus propósitos y hacerlo con todos los recursos a su alcance para conectar con sus diferentes públicos y dar respuesta a sus demandas. El cambio de identidad que hemos imprimido a nuestra marca nos va a permitir transitar hacia una educación Smart, basada en tres conceptos que la definen como: innovadora, flexible y justa. Y con ello trasladar a la sociedad un nuevo relato con el que queremos trasladar nuestra apuesta por un modelo educativo internacional de calidad, capaz de generar valor en la sociedad y acelerando el desarrollo profesional.