La verdadera inteligencia está en emocionar

Cuando irrumpió el mundo digital, muchos auguraban el fin de las activaciones presenciales. El mantra era claro: “todo será online”. Luego vinieron la realidad virtual, el metaverso y, ahora, la inteligencia artificial. Cada ola tecnológica pronostica que nada volverá a ser como antes.
Sin embargo, hay algo que no cambia: el valor de un momento único, emocional, compartido. Basta con observar el “boom” de los festivales tras la pandemia, los museos interactivos o el auge de musicales y teatros.
En un mundo saturado de impactos, lo que recordamos no son los anuncios ni los algoritmos, sino lo que hace sentir. Las experiencias auténticas siguen siendo el mayor patrimonio emocional de cualquier compañía.
Según Eventbrite, 8 de cada 10 jóvenes prefieren invertir en experiencias antes que en bienes materiales, dispuestos a privarse de caprichos, ropa o tecnología. Gastan en lo que les hace sentir vivos.
Las marcas que entienden esta realidad apuestan por acciones que trascienden lo digital. No se trata solo de comunicar, sino de involucrar. Activaciones en festivales, experiencias inmersivas o colaboraciones creativas que convierten al público en protagonista. Ahí se construyen el recuerdo, la afinidad y la lealtad.
Esto no implica que la tecnología no aporte valor. Hoy tenemos más herramientas que nunca para entender al consumidor, anticipar sus necesidades y personalizar recorridos. La IA nos hace más eficientes y precisos, pero somos relevantes cuando la combinamos con empatía, creatividad y emociones.
Por eso, en la era de la IA, lo realmente inteligente es ponerla al servicio de la experiencia.
Noticias Relacionadas
No se han encontrado noticias relacionadas.
Artículos recientes


RECIBE NUESTRA NEWSLETTER
