Luis Bassat no debería estar aquí

La mirada de Luis Bassat nos recuerda que la buena publicidad no solo vende sino que, además, permanece.
Chup, chup. Dos palabras. Pero ahí está el fuego lento, la abuela, la olla, la infancia.
Luis Bassat ha escrito frases que venden y que pasean por nuestra memoria. Frases que no necesitan explicación, como la música, como el olor del pan.
La publicidad ha olvidado esto para servir a un corre, publica y persigue. El retargeting son comerciales que gritan oiga. Ver YouTube para un publicista es durísimo, porque ahora es normal que un anuncio patrocine el que querías ver. Y esto no es normal, Antonio Lobato.
En mitad de esta velocidad, confundida con importancia, en mitad de esta cruzada por la visibilidad, aunque quizás quiso decir lucidez, Luis Bassat se detiene.
A pensar si lo que hacemos merece un jingle.
A pensar si una frase contiene la verdad.
O si, tal vez, lo que buscamos es un silencio.
A pensar.
Pensar.
Luis Bassat es el presidente del Consejo Asesor de Annie Bonnie y, además, comparte sus conocimientos y capacidades creativas con un equipo de zetas entusiasmados y millennials que todavía hoy cantan Hellmann’s.
Todos ellos, con una cultura y una sensibilidad fuera de lo común, ya están poniendo su talento a las órdenes de Luis.
Luis Bassat no debería estar aquí, en Annie Bonnie, sino presidiendo el olimpo de los publicistas legendarios. Si no es así habrá que preguntarse por qué.
Luis Bassat no debería estar aquí, pero está. Lleva una brújula y nos ha sugerido a dónde podríamos ir.
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