Fotoperiodistas reales retratan la guerra en Call Of Duty

El mundo está cambiando. Sé que lo sabes, pero por si no te habías dado cuenta aún y estás leyendo este artículo, ya te aviso yo. No soy muy mayor, pero sí lo suficientemente para acordarme de cómo eran los videojuegos y sus gráficos en esa Play Station1 que me regalaron en mi comunión. Ahora, con unos cuantos años más, sigo jugando. Y solo juego porque no haya aceptado que me hago mayor, lo juro. Juego por cosas como estas.

Call Of Duty es un ejemplo de la revolución del mundo de los videojuegos. El no vender simple entretenimiento, sino venderte una experiencia única. Una campaña inmersiva que logra que dos fotoperiodistas especialistas en guerras de la vida real entren, literalmente, en el juego y consigan hacerlo realidad. ¡Pum!

Una campaña hecha desde un insight potente: “¿Esto es un juego? Parece real”. Es una premisa que consigue llegar a los fans de la saga pero, algo mucho más difícil aún, también llegar a gente que quizá no ha jugado a un videojuego en su vida y que, al ver la campaña, como mínimo, le han entrado ganas de jugar y vivir esa misma experiencia en primera persona.

Un ejemplo de innovación en la que la idea sigue siendo la principal protagonista. La tecnología suma, no está por estar, como sucede en otras muchas campañas. Está porque ayuda a hacer la idea más grande y mejor. Ese tipo de publicidad es la que acaba llegando, seas más o menos fan del producto.

Quizá todo esto pueda parecer una excusa para que yo pueda seguir jugando a mis treinta años. Pero si es así, bienvenidas sean más campañas como esta.