Me inspira la concentración. A veces, pienso que soy un hiperactivo sin diagnosticar. Quizás por eso valoro tanto la concentración. Y quizás por eso intento crear espacios de tiempo en los que pueda pensar sin distraerme. Esa es mi verdadera inspiración: el teléfono en modo avión, la puerta del despacho cerrada, la música bajita y las notificaciones del ordenador desactivadas. Ocurre siempre que, después de unos minutos concentrado, mi hiperactividad no diagnosticada me distrae y me hace mirar las vetas de la madera de mi mesa. Tengo localizadas unas formas que parecen olas, unas simetrías que son peces nadando, otras que son pulmones y otras que son claramente unas manitas suplicando. No me atrevo a decir que las vetas de madera me inspiren, pero os aseguro que, cuando paso un rato mirándolas, se me ocurren cosas.