Haz un anuncio de ti mismo con ayuda de la IA (7)

Prompts clave: Mujer de unos treinta y tantos con pelo oscuro y rizado. Segura de sí misma, sonriente y con muchas referencias. Sentada en una silla de estilo Paquita Salas con sus dos imprescindibles: el portátil y Toro, su perro salchicha.

Me acuerdo de la primera vez que probé un porro. (Por favor, que mis padres no estén leyendo esto). Yo era bastante joven, estaba en un concierto típico de fiesta mayor de pueblo y unos amigos más mayores estaban fumando. Y bueno, que cayó en mis manos, ya sabéis.

Me sentí mal. Me sentí fatal. Sabía que era algo que no tenía que hacer y sentí que estaba defraudando a mis padres, que tanto se habían preocupado por dejarme claro aquello que “drogas no”. Y claro, también me estaba defraudando a mí misma, que jamás me hubiera imaginado en una así.

Pero ese sentimiento tampoco me duró mucho, la verdad. Enseguida me di cuenta que no pasa nada, que por fumar un poco de marihuana de vez en cuando no vas a convertirte en un despojo social. Es solo una herramienta más que tenemos a mano para disfrutar de nuestra vida social.

Pues este año me ha pasado lo mismo con la inteligencia artificial: al probarla sentí que me estaba fallando, a mí misma y a la creatividad como concepto. Que me iba a convertir en un despojo profesional y un montón más de bla, bla, bla culpabilizador más. Pero también me duró poquito, porque enseguida me di cuenta de que no es algo que vayamos a usar cada día, pero si un día estás gris, pues abres ChatGPT y pruebas. Puede ser una herramienta útil para abrir vías en el proceso creativo o incluso más útil para matarlas y probar cosas que no te vaya a decir una IA.