La campaña que pone el metaverso al servicio de la información libre

A primera vista, un juego de supervivencia de estética 8 bits puede parecer algo inofensivo, pero ni el Gran Hermano sospechó que podría convertirse en un arma contra la desinformación y la censura o en una herramienta de supervivencia en los países donde pensar diferente se castiga.

Burlar la censura siempre ha sido uno de los mejores estímulos para la creatividad. Y, sobre todo, algo necesario en lugares donde las fake news son las news. Convertir a Minecraft en el Perpignan del siglo XXI me parece brillante y, además, pone en valor el hecho de que la información de calidad, objetiva e independiente es un fusil que puede derrocar el totalitarismo. Porque solamente una generación de jóvenes con acceso a información veraz puede romper con la espiral incesante de opresión.

Por otra parte, esta campaña es un ejemplo de que deberíamos dejar de ver los videojuegos como simple entretenimiento, y comenzar a verlos como lo que son: un medio de comunicación. Hace años que las marcas se dieron cuenta de ello (Fortnite es más publicidad que videojuego), pero también hay espacio para otro tipo de acciones mucho más valientes como esta.

Este debería ser el camino de la innovación. Y no la innovación por la innovación misma. Innovar para construir una realidad mejor, innovar para superar las desigualdades sin abandonar a nadie en el camino. Por eso, poner el metaverso al servicio de la información libre me parece mucho más inspirador que comprarle unas Jordan nuevas a tu avatar. Que sí, que son bonitas, que valen la pena hasta el último satoshi que te has gastado en ellas, pero no creo que necesitamos un mundo nuevo únicamente para comprar y vender.