Los mil lugares donde se inspira Uschi Henkes

Me inspira la extraña lógica, que no puedo entender, de mi hijo. Me inspira un árbol de mi terraza que, impaciente, florece al final del invierno. El jaleo de mi calle en Madrid y el sonido / no sonido de la noche en el campo. Los mil y un artistas que cuelgan su trabajo en Instagram. El cariño que me da mi chico. El ambiente de lucha / cambio / ilusión/ exigencia del día a día en Zapping. El sonido de detrás de las paredes. Las burbujas del agua mineral con gas. El color rojo –alarmante-. El 'packaging' exquisito que diseñan en Japón. El sentimiento y las oscuras emociones de las obras de Louise Bourgeois. El tacto de la pintura acrílica. Las pelotillas de los jerseys viejos. El olor del campo después de que haya llovido. Los escaparates del Soho de Londres. La Berlin Gallery Week. Las sábanas de mi cama cuando llego agotada. El domingo por la mañana sin prisas. Me inspira el sabor a mar de los erizos de mar. El olor de un helado de vainilla. El desorden de mi mesa. Los absurdos dibujos de Shrigley. El Radio Garden en la ducha. El carácter singular de mi gato. Las mini palmeritas de chocolate amargo. La maravillosa voz de mi padre, la única voz que llevo escuchando desde el día que nací. El cielo azul de Madrid, el indestructible optimismo de mi amigo Manolo. Me inspiran las risas, me inspira el silencio.