Ambar convierte una botella de hace un siglo en joyas
Carmen Lomana presenta una colección artesanal y solidaria de Ambar para celebrar el 125 aniversario de la cervecera, uniendo diseño, historia y sostenibilidad.
La elegancia y la historia se dan la mano en la nueva propuesta de Ambar, que celebra su 125 aniversario con una iniciativa tan original como comprometida: una colección de joyas artesanales elaboradas a partir de una de sus primeras botellas, con más de un siglo de antigüedad.
Para presentar esta edición tan especial, la cervecera ha contado con Carmen Lomana, icono de estilo y socialité española, que protagoniza un vídeo con guiños a los anuncios clásicos de televisión, reinterpretando con ironía y sofisticación el espíritu atemporal de la marca.
La colección está compuesta por cuatro piezas únicas en plata de ley: un anillo, un brazalete, un colgante y un broche. Cada joya está creada a partir de fragmentos de la botella centenaria y diseñada por la artista Marina Bermejo, arquitecta y fundadora de Flos et Umbra, conocida por su enfoque artesanal, sostenible y su lema: “Valorar las cosas bonitas sin dejar de apreciar la belleza de lo reciclado”.
Solo se han producido 40 piezas numeradas, disponibles a través de la web oficial de Ambar, con precios que oscilan entre 74,95 y 199,95 euros. Todo lo recaudado se destinará íntegramente al Banco de Alimentos, reafirmando el compromiso social de Ambar y su forma de celebrar 125 años apostando por la innovación con propósito.
“La moda y los peinados cambian, pero hay cosas que permanecen”, afirma Carmen Lomana en el vídeo de campaña. Y Ambar, tras más de un siglo de historia, demuestra que permanecer es el auténtico lujo.
Esta acción forma parte de la serie “25 cosas que hacer antes de cumplir 125 años”, un recorrido simbólico con el que la cervecera conmemora su aniversario a través de proyectos que combinan humor, innovación y cercanía. Entre los anteriores hitos, destaca la colaboración con la influencer Roro, que reinterpretó la icónica botella de Ambar en forma de pastel, y la participación de Jordi Hurtado, que ayudó a la marca a superar “la crisis de los 125” con ingenio y humor.