Visibilizando a las personas que cuidan a los enfermos con Alzheimer

En España, el 86% del coste del Alzheimer recae en las familias, lo que supone unos 42.000 euros anuales de media y hasta 77.000 euros en fases avanzadas. El 76% de las personas cuidadoras son mujeres, mayoritariamente hijas y esposas, que dedican alrededor de 70 horas semanales al cuidado. Sin embargo, su papel sigue siendo invisible en el debate público y con un insuficiente apoyo institucional. Ante esta realidad y con motivo del Día Mundial del Alzheimer, la Fundación Pasqual Maragall ha lanzado una campaña que busca reivindicar los derechos de las personas cuidadoras y visibilizar la sobrecarga física, emocional y social a la que se enfrentan cada día.  La Fundación subraya así que su labor de investigación y acompañamiento no se limita al apoyo de quienes padecen la enfermedad, sino que también incluye respaldar y poner en valor el papel esencial de las personas cuidadoras, verdaderos pilares en la vida de quienes sufren de Alzheimer.

La campaña, protagonizada por dos testimonios reales, ha sido creada por la agencia LLYC para transmitir un mensaje claro: la necesidad de defender los derechos de las personas cuidadoras y de continuar impulsando la investigación para que nadie tenga que “perder su identidad” a causa de esta enfermedad.

Uno de estos testimonios es el de Mónica Solé, hija y cuidadora, que pone voz a la soledad y la falta de apoyo que afrontan muchas familias: “Cuidar de una persona con demencia es una experiencia en la que uno se siente muy solo. Debería existir mucho más apoyo a nivel social.  En el transcurso de un año, con una persona con Alzheimer, ocurren muchísimas cosas, y por eso es fundamental contar con un acompañamiento mucho más cercano y constante”, explica.

El Alzheimer en España

En España, las demencias y el Alzheimer afectan a más de 900.000 personas, una de cada diez de mayores de 65 años, y se prevé que supere el millón y medio en 2050.

El Alzheimer también lo sufren quienes cuidan, no solo impacta en la salud de quienes lo padecen, sino que condiciona gravemente la vida de las familias cuidadoras: el 90% de ellas sufre problemas físicos o psicológicos derivados de la carga de cuidados. Sin embargo, España dedica menos del 1% de su PIB a cuidados de larga duración, frente al 2% de media en la UE, lo que la sitúa a la cola de Europa.