Cuando el anunciante es el mundo entero

El rodaje duró solo un día, pero fueron necesarios 5 meses para hacerlo posible. Meter un dinosaurio en la Asamblea General de las Naciones Unidas no era tarea fácil, y no porque la tecnología lo pusiera complicado sino porque el director creativo Paco Conde y su equipo querían rodarlo allí, en el lugar del mundo donde probablemente sea más difícil conseguir un permiso de rodaje. Además, por si esto no fuera ya suficiente para disuadirles de tan quimérica idea, lo querían hacer en plena pandemia, un acontecimiento histórico que, a pesar de sus dramáticas consecuencias, el cliente consideraba “la mayor oportunidad para parar el cambio climático”.

A este respecto, había muchas cosas que se podían decir sobre el cambio climático en vísperas de la cumbre de Glasgow, pero tanto el cliente como la agencia, Activista, estuvieron de acuerdo en que había que centrarse en una cuestión concreta, en una especie de USP. Por esta razón eligieron pedir el final de las subvenciones a los combustibles fósiles. “Es ridículo y estúpido que de algún modo estemos financiando nuestra propia extinción”, comenta Conde, “por eso pensamos en un testigo exterior que comentara que es la cosa más absurda que ha visto en su vida. Al principio pensamos en un extraterrestre, pero en seguida surgió la idea del dinosaurio, que además es un experto en extinciones y un icono de la cultura popular”. La propuesta se resumió en la frase “Nosotros tuvimos un asteroide, ¿cuál es vuestra excusa?”. La idea fue recibida con entusiasmo por el cliente, pero pronto se comprobó que aquello no iba a ser fácil. Hizo falta poner en marcha una complicada operación diplomática que podría convertirse también en otra película. “No es fácil poner de acuerdo a los representantes de casi 200 naciones sobre lo que se puede o no decir en su casa respecto al cambio climático. Hay muchos intereses en juego”, comenta Luis Cristóbal.

Aparte de conseguir los permisos de rodaje, los otros dos grandes desafíos del proyecto fueron la creación del dinosaurio y la escritura del guion. “Al principio queríamos llevar un animatronic, pero luego decidimos que el dinosaurio fuera 3D porque sería más fácil simular que hablaba”, comenta Conde, “hemos tenido la suerte de trabajar con Marco Marenghi y Framestore, que son los mejores para esto. Ellos fueron los que recomendaron que fuera un Velociraptor Utahraptor en lugar de un T-Rex”.

Comenzaba así a crearse una especie de impossible dream team que reclutaría a sus jugadores en todos los rincones del planeta. Sin ir más lejos, Framestore es el estudio que ha creado los títulos de crédito de la última película del agente 007 “Sin tiempo para morir”, además de tener amplia experiencia en dinosaurios con títulos históricos como “Walking with dinosaurs” y varias colaboraciones con Steven Spielberg.

Para escribir el discurso también contaron con un fichaje estelar, David Litt, conocido entre otras cosas por su brillante carrera como speechwriter de Obama, y miembro de la plataforma de cómicos Funny or Die. “Lo clavó. Es importante que lo haya escrito él porque pertenece a esa generación joven tan concienciada con el problema del cambio climático. Todos estamos pagando las consecuencias de este problema, pero cuanto más joven eres mayor es la preocupación. Por eso en esta causa hay tantos líderes jóvenes como Greta Thunberg. Son ellos los que van a pagar el precio más alto por toda nuestra incompetencia”, comenta Conde.

La nómina de colaboraciones galácticas fue creciendo cuando el actor Jack Black, activista del grupo ultraecologista Extintion Rebellion, aceptó ponerle la voz al dinosaurio. “No estábamos seguros de que tuviera que ser una voz masculina”, comenta Cristóbal. De hecho, en la versión española y francesa son voces femeninas, las de las actrices Eiza González y Aïssa Maïga, respectivamente. Para la versión en danés contaron también con el actor Nikolaj Coster-Waldau, mundialmente conocido por su interpretación de Jaime Lanister en Juego de Tronos. Para la versión en portugués, Beto, el otro socio fundador de Activista, consiguió nada menos a que Milton Nascimento. Actualmente hay versiones hasta en suajili.

No menos importante ha sido la contribución de la compositora británica Rachel Portman, autora de la banda sonora de películas como “Las normas de la casa de la sidra” o “Chocolat”. La implicación del equipo era total y desinteresada. Se subían a bordo en cuanto escuchaban la idea con una entrega total. “Era un proyecto tan especial que nos permitía mucho desparpajo para llamar o escribir a todo el mundo. Y funcionaba porque todos contestaban al instante. Era muy emocionante comprobar eso. En cualquier otra campaña nunca habría pasado”, comenta Cristóbal.

Las complicaciones estaban en otro sitio, concretamente en la necesidad de poner de acuerdo a un grupo de diplomáticos con intereses tan diversos como sus propias culturas. Para conseguir este complicado consenso fue fundamental la aportación de Boaz Paldi, un legendario corresponsal de guerra norteamericano que ahora trabaja en la UNDP (United Nations Development Program) y se jugó su puesto y reputación para sacar adelante este rodaje. “No se dio cuenta de en qué se había metido hasta que ya estaba en marcha”, comenta Cristóbal y añade: “pero siempre que tuvo dudas siguió adelante. Le he querido matar varias veces durante la producción, pero a él le debemos que se haya podido hacer esto. Es el héroe de este proyecto. Luego nos invitó a cenar a su casa y lo comprendí todo. Es un tío normal que no quiso perder la oportunidad de lanzar en el mejor momento posible ese mensaje a la humanidad”, comenta Luis Cristóbal. “Los mejores clientes son los que tienen sensibilidad para ver y entender la creatividad y los que arriesgan todo para hacer realidad esas ideas, y Paldi tiene las dos cosas de sobra”, reconoce agradecido Conde. “Muchos días he pensado que le echaban del trabajo”, comenta Luis Cristóbal, “pero luego cuando llegó el día de lanzar el vídeo la emoción de sentir que has sido parte de eso no tiene precio”. Ese día, el sueño imposible de este quijote americano se hizo realidad cuando superadas todas las vicisitudes de la producción se publicó por fin el vídeo y en cuestión de minutos dio la vuelta al mundo por todos los medios de comunicación y redes sociales. Aquella primera reunión en Madrid en la que Paco Conde había comentado la idea a la compañía de producers Freelancefor se había convertido en una campaña sin precedentes realizada por un equipo multinacional que ha tenido que reunirse por zoom combinando todos los husos horarios que se puedan imaginar. No podía ser de otra manera tratándose de una campaña dirigida a todos los habitantes del planeta. Era el mensaje de la humanidad por la humanidad y para la humanidad. Paco Conde comenta al respecto: “El único verdadero antagonista que hemos tenido ha sido la pandemia. De acuerdo, hemos tenido dificultades con el protocolo de las Naciones Unidas y algún cambio en el guion, pero al final hemos comprobado que todos querían que se hiciera, incluido el secretario general. Al final ha habido bastante buena disposición en el proceso de aprobación”.

La agencia que Beto Fernández y Paco Conde fundaron en 2018 se llama Activista por razones como esta. “Esta ha sido la campaña de nuestra vida”, comenta Conde, “alguien en las redes la definió como creatividad al servicio de todos. Me gustó mucho. No se puede definir mejor lo que queremos hacer. Usar el poder transformador de la creatividad para cambiar el mundo. Activista va de eso”.

De izquierda a derecha, Beto Fernández, Paco Conde (socios fundadores de Activista) y Luis Cristóbal (Producer de Freelance For).