Silence, el futuro sobre dos ruedas sí puede ser eléctrico

Silence, el futuro sobre dos ruedas sí puede ser eléctrico
Martes, 20 de septiembre 2022

Se ha hablado largo y tendido de los coches eléctricos de Tesla, Seat y tantas otras marcas que, ahora sí, empiezan a apostar por dejar de lado los combustibles fósiles y jugárselo todo a las cuatro ruedas enchufadas. Sin embargo, en muchas ciudades de Europa las dos ruedas tienen un impacto enorme. Y ahí entra en juego Silence, empresa de la Ciudad Condal, que poco a poco se está convirtiendo en un referente del sector.

Carlos Sotelo es el CEO y fundador de Silence, un tipo que ha vivido toda su vida sobre dos ruedas. En su día fue piloto oficial de enduro con la marca Gilera, además de haber participado en muchas ocasiones en el Rally Dakar. Como él mismo cuenta en distintas entrevistas, “llevo 40 años desplazándome en moto por Barcelona y tengo el recuerdo de que cuando estaba en esto de la gasolina no nos quería nadie. Eso me hizo ver que el vehículo eléctrico con cero emisiones, cero ruidos y con un coste energético mucho más bajo podía ser reconocido por las comunidades que no son de las dos ruedas como un vehículo bondadoso, pacífico, dinámico y que además servirá para agilizar las ciudades del futuro”.

Más fácil y más barato con dos que con cuatro

Cuando hablamos de movilidad urbana, las cuatro ruedas topan con una serie de frenos, empezando por el precio, que las hacen mucho menos accesibles al ciudadano medio. Y es que plantearse la compra o el renting de un coche eléctrico supone un desembolso que pocas veces baja de los 30.000 euros. A ello hay que sumarle el tema de la carga que, si o si, hay que hacerla desde el mismo coche, lo que significa, de buenas a primeras, tener un punto de carga o bien en el parking donde se guarda el automóvil o bien cerca de donde vives, cosa que no es nada sencilla teniendo en cuenta los pocos puntos de carga que existen a día de hoy en las ciudades. Por el contrario, el coste de una moto eléctrica es mucho menor (a partir de los 3.000 euros pueden encontrarse algunos modelos) y, sobre todo, la gran diferencia es el hecho de poder sacar la batería y cargarla en casa (como si cargaras el móvil). 

Desde esa perspectiva Silence, cuyos modelos anuncian una carga “real” de unos 100 kilómetros, vende la moto por un lado mientras que la batería se paga mediante suscripción dependiendo del uso que hagas de la misma. De ese modo, al precio del modelo adquirido hay que sumarle una cuota mensual de 15 euros que incluye dos ciclos de carga (es decir, 200 kilometros) y a partir de ahí cinco euros por cada carga adicional. Así, el comprador solo compra lo que es la moto y luego paga por el uso que le dé a la misma.

Silence, presente y futuro

En estos momentos, Silence cuenta con una plantilla de 200 profesionales y un objetivo de producción de 14.000 unidades en este 2022. Al entrar en su web uno ve que su modelo de 125cc (más que suficiente para circular por zonas urbanas) tiene un precio sin batería de 2.890 euros. Eso significa estar en la parrilla de precios de Scooters tan vendidas como la Honda Scoopy 125 o la Kymco Agility City 125, convirtiéndola en una opción de lo más competitiva.

Por otro lado, fabrica unas 70 baterías extraíbles y enchufables por turno, si bien su capacidad es de prácticamente el doble. Precisamente son las baterías donde Silence avisa que se jugará el ser o no ser definitivo de las dos ruedas eléctricas. Como ellos mismos comentan, son las baterías las que tienen que evolucionar hasta lograr una mayor autonomía y que crezca el parque de electrolineras. Será entonces cuando Silence, y otras marcas de motocicletas eléctricas empiecen a “invadir” las ciudades de todo el mundo. 


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