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El club de los irremplazables

El club de los irremplazables
Viernes, 12 de abril 2024

El CdeC celebra su 25 aniversario bailando -no metafórica sino literalmente- frente a los desafíos del futuro en la apertura de un festival que reivindica la condición de irremplazables de los creativos y creativas. El certamen ha batido este año el récord de asistentes y culminará con la entrega de los premios nacionales de creatividad en una gala presentada por David Broncano.

Gonzalo Figari, presidente del Club de Creativos, ha inaugurado el festival CdeC de 2024 bailando sobre el escenario del Kursaal y pronunciando un discurso optimista sobre el futuro de la profesión creativa. Este derroche de optimismo ha conseguido que la audiencia se sume al baile a pesar de las tempranas horas del día. Se esperan casi tres mil visitantes en esta edición conmemorativa del 25 aniversario de la fundación del club, lo que supone un récord de asistencia y una inyección de ánimo y positividad frente a los retos planteados por la inteligencia artificial y otros presuntos competidores. El lema elegido para este año, “25 años siendo irremplazables”, pretende dejar claro que los profesionales de la creatividad se sienten más motivados que amenazados ante estos cambios en el entorno de trabajo. En señal de esta confianza en el futuro, el DíaC ha comenzado con la entrega de los premios a los jóvenes talentos. Carmen Puche y Victoria Alenda, de la escuela Brother, han resultado ganadores del oro en la competición de jóvenes creativos, mientras que el premio Juan Mariano Mancebo ha recaído Aleguadra Vallejo, alumna de la escuela The Atomic Garden.

La jornada ha continuado con la presentación de dos jóvenes artistas, la ilustradora Alicia Blasco, que ha terminado su exposición con una frase reivindicativa de la subjetividad, “la ilustración transforma el mensaje”, y la realizadora Esther G. Mera, conocida por su personal estilo, mezcla de cine de terror con la moda y las nuevas tecnologías. Esther concluyó también con una sentencia sobre lo irremplazable: “nuestras obsesiones son lo que hace que queráis contratarnos”.

Después tomaron el escenario Tony Davidson y Juan Sevilla. La que fuera pareja creativa de Widen&Kennedy Londres no abandonó el tema de lo irremplazable frente a las amenazas de la tecnología. La gastronomía, tan característica de San Sebastián, vuelve a convertirse en la perfecta metáfora para ilustrar lo que la inteligencia artificial nunca podrá sustituir. Davidson y Sevilla han mostrado cómo han utilizado la IA con imaginación para llegar más lejos en sus obras, convirtiendo lo que es una presunta amenaza en una herramienta de trabajo poderosa. La idea fuerza de su exposición es que cada uno como profesional es un producto de la gente con la que ha trabajado. Del mismo modo que la IA hace una composición a partir de lo que le dice el prompt, nuestro cerebro opera mezclando todo nuestro bagaje cultural y la experiencia laboral para elaborar una especie de avatar único que sería nuestra personalidad creativa.

En esta presentación también se ha comentado el tema que, poco a poco e inesperadamente, se está convirtiendo en una especie de lema paralelo del festival. Se podría formular como “No al edadismo”.

A continuación, se abrió un turno para el soft power coreano. La artista multifacética Eugene Parks mostró su trabajo de veinte años como fotógrafa, escritora o cantante. Su conclusión es que lo que te define como persona son tus gustos, preferencias y elecciones creativas; es decir, todo lo que no hace la inteligencia artificial. La IA es para Parks una oportunidad de volver a ser humano, ilógico, emocional e intuitivo. La intuición aparece en una mente clara, y es algo que se puede provocar con técnicas de meditación. Para Parks, el tiempo que nos libera la tecnología lo deberíamos invertir en volver a nuestro ser.

La mañana ha concluido con un homenaje a Lidia Sanz, que pronto dejará la Asociación de Aunciantes para jubilarse.

En la sesión vespertina los asistentes han disfrutado un año más del humor de Ricardo Llavador, prólogo del que puede considerarse el momento culimante del DíaC: una conversación de la realizadora Alauda Ruiz de Azúa con tres directoras creativas: Nerea Cierco, Noelia Fernández y Raquel Quintana. La directora de la exitosa “Cinco lobitos” ha comentado que su vocación por el cine nació cuando descubrió que este arte era una mirada prestada para ver el mundo con otros ojos, y que ha tenido la oportunidad de poner en práctica esta experiencia vicaria de aproximación e interpretación de la vida durante su trabajo en publicidad. Preguntada por el lema del año, ha resumido la idea que, sin previa programación, ha presidido la jornada casi desde su comienzo. Cada uno y cada una es irremplazable porque es resultado de la combinación única de una experiencia, una cultura, unos gustos o unas obsesiones. Esta diversidad de lo singular es lo que enriquece y permite las elecciones artísticas humanas frente a la uniformidad a la que nos conducirían las elecciones de la inteligencia artificial. “Lo importante es que no nos convirtamos nosotros en IA”, ha concluido la directora. Sin esta confianza en su propia mirada, y en la posibilidad de prestársela a los espectadores durante la experiencia de ver una película, Alauda se habría rendido ante la negativa de algunos productores que opinaron que el tema no iba a interesar. “¿Por qué no va a interesar si esto le está pasando a mucha gente?”, se preguntaba la joven directora vizcaína, y con esta convicción nunca abandonó lo que siempre consideró un proyecto personal. “Al final me dije: quiero hacer mi película porque quiero saber quién soy”, concluyó. El resultado fue el Goya a la mejor dirección novel y un éxito rotundo de crítica y público.

 


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