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Deep Fake: cuando nada es lo que parece

Deep Fake: cuando nada es lo que parece
Jueves, 10 de octubre 2019

Hace unos meses un amigo me hizo llegar un vídeo que me dejó anonadado. David Letterman entrevistaba a Bill Hader cuando, de repente, la cara del actor se transformaba en la de Tom Cruise con una naturalidad tan verosímil como aterradora.

Empecemos por decir que la entrevista puede verse en el canal de YouTube Ctrl Shift Face y que nadie debería seguir leyendo este artículo sin antes echarle un vistazo; es espeluznante. Data de 2008 y Hader le cuenta a Letterman como el primer día de producción, cuando leían el guion todos los actores, Tom Cruise hizo acto de presencia para leer sus líneas. Es en ese momento en el que la cara de Hader se transforma por arte de magia en la de Cruise, pero lo increíble es que no hay ningún cambio brusco, es una transición de lo más natural que hace que te refriegues los ojos pensando que lo que has visto no es posible… pero lo es.

Ver para creer

El término “deepfake” nace de la unión de dos conceptos: el “deep learning”, como se conoce al aprendizaje profundo de sistemas de inteligencia artificial y la palabra “fake” (falso). Según The Economist la palabra se acuñó en un foro de Reddit, cuando se hicieron virales vídeos en los que, supuestamente, algunas celebridades tenían relaciones sexuales. Sin embargo, lo que realmente había ocurrido es que algunos usuarios habían usado un software para poner el rostro de actrices de Hollywood -como Natalie Portman, Jessica Alba o Emma Watson, entre otras- en vídeos de actrices porno.

Más recientemente, en abril de 2018 para ser exactos, podíamos ver otro vídeo, esta vez protagonizado por el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, llamando “capullo” (“dipshit”) a Donald Trump. En realidad, se trataba de un montaje que había confeccionado Jordan Peele, el director de “Déjame salir” y “Nosotros”, para advertir sobre los peligros de la inteligencia artificial y las “fake news” (noticias falsas). Pero Peele, había ido incluso más allá, y junto a Jonah Peretti, CEO de BuzzFeed había utilizado “deepfake” para poner la cara de su esposa en el cuerpo de la actriz Anne Hathaway.

En el caso del vídeo de Obama, la farsa se había construido usando Adobe After Effects, una pieza de software de vídeo disponible para cualquiera que desee hacerse con ella, y FakeApp, un programa de inteligencia artificial que había sido noticia en enero de ese mismo año cuando se usó para poner la cara del actor Nicolas Cage en varías películas en las que no había aparecido (recordemos que entre los cinéfilos hay una broma recurrente según la cual el bueno de Cage puede llegar a rodar más de 30 películas al año).

Aterrador y preocupante

Más allá de lo inquietante que puede resultar desde el punto de vista visual, el “deepfake” nos mete en una nueva dimensión en lo que a las “fake news” se refiere. Tal como explicaba Jordan Peele, tras su experimento con Obama de protagonista, “estamos entrando en una era en la que nuestros enemigos pueden hacer parecer que cualquier persona dice cualquier cosa en cualquier momento. Vivimos momentos peligrosos y en el futuro deberemos estar más atentos con las cosas de Internet en las que confíamos”.

De lo que no hay duda es de que la polémica está servida, y dejando a un lado los debates morales, lo más relevante de esta práctica es entender que actualmente, y todo el mundo debería ser consciente de que esto va a ir a más, es virtualmente imposible distinguir un vídeo falso de uno real, y eso amigos sin duda cambiará las reglas del juego si no lo está haciendo ya.


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