Me gustaría dejar a la joven que fui algunos consejos que me hubiese gustado tener anotados. Sigo buscando las mismas respuestas, pero quiero que sepa que no va a estar sola: hay una caravana de otros que no salen en los diarios, pero que deberían hacerlo, para que este mundo siga latiendo sin tanta arritmia.
Los problemas complejos requieren gente común al servicio del bien común y cuando uno es común a veces se siente rarito. No estás sola y todas somos “la rara”, sobre todo si la casa para la fiesta siempre la pone otro.
Prepara todo para que por donde pases crezcan flores. Llueve acá y las abejas de allí lo sienten. Los truenos de hoy empezaron ayer. Lo micro es macro. Lo renovable, lo sostenible y los esfuerzos de conservación no pueden compensar las grandes roturas ‘trademark’. El progreso es cuidar a los más pequeños: son los más grandes.
Somos iguales, somos distintos. Punto final.
Pregúntate cosas sin respuestas y camina hacia adelante como si las tuvieras. ¿De qué se trata todo esto? ¿Al servicio de qué me estoy poniendo? ¿Vale la pena?
Sé amable si eres jefa, desafiante si eres empleada. Nadie hace el amor a los saltos, pero nada cambia si no desordenamos un poquito.
Que nadie se sienta solo, hazte amigo de los nuevos e incomoda a los de arriba. Tu inquietud les hace bien si son buenos líderes y mal si no lo son. En ambos casos estarás haciendo bien tu trabajo.
Curiosea con ternura, la gran Diosa olvidada de los tiempos. Como gran acto creativo y para que nadie se sienta solo, presta tus ojos para mirar distinto, pide prestado algún para para hacer lo mismo.
No cambies.