Instinto y tecnología para ser imparables

A comienzos del siglo XX dos compañías lideraban el mercado de los cereales de desayuno: Post y Kellogg. Al llegar la Gran Depresión, la primera actuó desde la precaución, recortó gastos y redujo su inversión publicitaria. La segunda, en cambio, decidió duplicarla y lanzó una agresiva campaña en radio, apostando por un medio de comunicación novedoso. A pesar de la terrible crisis que el mundo estaba atravesando, logró incrementar sus ingresos en casi el 30% y se convirtió en el líder de mercado indiscutible.

W. H. Kellogg emprendió un acto de valentía que marcó la historia de su marca. O también podemos verlo como un acto de fe. ¿Qué garantías de éxito tenía? ¿Qué le impulsó a confiar en su visión de negocio?

Cien años más tarde, la industria publicitaria es más compleja, pero también más segura. El riesgo está medido y controlado por avanzadas herramientas de monitorización de KPIs. Las decisiones se toman fundadas en datos, y además es posible corregir a tiempo cualquier desviación del plan. Seguimos confiando en nuestro instinto, pero ahora apoyándonos en la evidencia. ¿Cuál es la excusa para dejar de testar nuevos modelos? 

Al alcance de todo tipo de marcas está destapar el potencial de una enorme diversidad de medios. Las tendencias de consumo cambiarán más rápidamente, pero un uso eficiente de la data y la tecnología nos permitirá conocerlas mejor que nunca e incluso adelantarnos a ellas. Lo que hubieran disfrutado con esto aquellos visionarios magnates.