La Revuelta vs El Hormiguero: No es por la tarta

Podría ser solo eso: dos programas de televisión conducidos por sendos comunicadores talentosos compiten por la audiencia en una de las franjas horarias de máximo consumo de este medio, y el combate hace subir la audiencia general de ese rey al que solo se destrona en pronósticos que nunca se cumplen. Como en los míticos duelos entre Spassky y Fischer o el Real Madrid y el Barcelona, unas partidas las gana uno, y otras, el otro. Y la leyenda aumenta la afición, que es de lo que se trata.

Pero al parecer no nos conformamos con eso. Nos hemos empeñado en ver otras cosas en esta pelea que demuestra a diario las bondades de la competencia para mejorar un producto. Guiados por algunos creadores de opinión, que es como se llamaba antes a los influencers, algunos se han creído el cuento de que en esta rivalidad está en juego mucho más que unos puntos de cuota de pantalla, que se enfrentan dos maneras de ver España, que esto es el duelo a garrotazos de Goya en versión televisiva. En este sentido, algunas interpretaciones que se han leído en la prensa o se han escuchado en la radio rozan el delirio. Volviendo al mundo del ajedrez, recuerdan a las que se hicieron cuando Fischer le ganó el mundial a Spassky en 1972. Parecía que había ganado la Guerra Fría, que por cierto continuó durante casi dos décadas y terminó por razones muy ajenas al ajedrez. La gran decepción para todos esos que han confundido el access prime time con el circo romano es que en este combate no hay perdedores. Ni siquiera se puede hablar de tablas. Hay dos vencedores. El más evidente es Pablo Motos y su programa El Hormiguero -o sea, Atresmedia-, porque los anunciantes que están tomando nota del aumento de consumo general de televisión y de la llegada de una audiencia joven que estaba abandonando el medio solo pueden rentabilizar esa oportunidad invirtiendo en ese programa. El otro no admite publicidad. O sea, que no hay pelea por la tarta publicitaria porque uno de los gladiadores no come tarta. Todo lo que aumente la inversión como consecuencia de este subidón tiene un claro beneficiario. Los que dicen que esto no se vivía desde el combate entre José María García y José Ramón de la Morena deberían tener en cuenta esta diferencia antes de hacer la comparación.

Pero no por privarse del aumento de inversión publicitaria podemos decir que el otro contendiente salga derrotado. Paradójicamente, muchos de sus enemigos son quienes han hecho más evidente el triunfo de La Revuelta. Basta repasar lo que dijeron cuando se anunció el fichaje de Broncano. Se vaticinó un desastre que no se ha cumplido y eso hacer brillar aún más el éxito obtenido. Ni siquiera el argumento del coste se sostiene, porque el programa que emitía antes TVE en ese mismo horario costaba mucho más y conseguía menos audiencia. En esta contienda, Broncano representa la novedad y eso le ha permitido hacer caer algunos mitos y ridiculizar a sus adoradores. Por citar solo algunos: que es imposible competir contra el contenido de la privada con criterios de televisión pública, que la migración de un contenido de televisión de pago a televisión en abierto asegura el fracaso o, y esta puede que sea la más importante de todas, que los jóvenes no ven la televisión.

En resumen, que para desgracia de los que quieren sangre en la arena, este no ha sido ni es un juego de suma cero. Si alguien gana es el rey. Es decir, la televisión.