No se necesita crear un idioma, sino entender el resto

Nací en el Distrito Federal, donde observo una lucha por preservar más de sesenta y ocho lenguas, cada una cargada de significados e historias únicas; un recordatorio del poder del idioma y la importancia de su preservación. Esto me lleva a la siguiente reflexión: ¿la publicidad es un idioma que deberíamos preservar?
El idioma de la publicidad es un lenguaje que, en su origen, nunca tuvo como objetivo escuchar, sino vender. Este idioma está diseñado para ser llamativo, memorable y, sobre todo, persuasivo. Pero, en su implacable afán por ser efectivo, la publicidad ha acabado creando un lenguaje que es un tanto elitista, excluyente y, en numerosas ocasiones, tan incomprensible que ni las publicistas lo entendemos.
Sin embargo, sigue siendo nuestro primer idioma al hablar con la gente, a pesar de que los medios de comunicación hoy en día cada vez ofrecen mayor personalización. En un mundo como el actual, que es cada vez más diverso y más personalizado, la publicidad no puede seguir hablando su propio idioma, lo que tiene que hacer es entender el resto.
Gracias a Más Mujeres Creativas, Sara Collazo, Irene Muñoz, Marta Vega, Carmen Bescansa, Sheila Orro, Elena Pérez, Leticia Fernández y Paola Arbildua por ayudarme a entender el idioma en esta parte del mundo.
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