40ª Edición del Premio BMW de Pintura
Hablamos con Pilar de la Puebla, Communications and Institutional Relations at BMW Group Spain, y Cristina Hernández, Head of Events de ACCIONA, sobre el Premio BMW de Pintura, que se ha convertido en un espacio de encuentro, reconocimiento e inspiración donde conviven artistas consagrados y emergentes.
El pasado 25 de noviembre se celebró en el Teatro Real de Madrid la 40ª edición del Premio BMW de Pintura. Presidido por la Reina Doña Sofía, la edición de este año fue ganada por la artista navarra Amaya Suberviola por su obra “ST25061 (Coger una pestaña con los dedos)”. Desde el 20 de noviembre de 2025 hasta el 1 de febrero de 2026 todas las obras ganadoras y finalistas se exponen en el Centro de Arte Contemporáneo Conde Duque. Para conocer en detalle esta maravillosa iniciativa hemos hablado con Pilar de la Puebla, Communications and Institutional Relations en BMW Group Spain, y con Cristina Hernández, Head of Events de ACCIONA, partner de la marca automovilística en todo lo relacionado con el certamen.
Ctrl. Nos gustaría preguntarte por esta iniciativa que ya va por su 40º edición. ¿Cómo se origina y qué buscaba BMW al ponerla en marcha?
Pilar de la Puebla, Communications and Institutional Relations en BMW Group Spain: Cuando nació, en 1986, esta iniciativa fue casi disruptiva. No era habitual —y menos en una compañía de automoción— dedicar recursos de manera tan decidida a la cultura. Pero el Grupo BMW tenía como propósito aportar valor real al talento artístico y al tejido cultural español.
La ambición era sencilla pero honesta: apoyar a los artistas emergentes, darles visibilidad y generar un impacto que trascendiera lo inmediato. La primera edición, con José Vega Osorio como ganador, marcó un punto de partida que ya anunciaba algo mayor. Hoy, tras cuatro décadas y más de 29.000 artistas participantes, entendemos que decisiones como esta son las que realmente construyen patrimonio cultural. Es esa continuidad la que explica por qué el Premio ocupa el lugar que ocupa hoy.
La repercusión es enorme. Hablamos de más de 29.000 artistas participantes desde su primera edición en 1986 y una clara intención por estar siempre a la última. ¿Puedes profundizar en ello?
Pilar de la Puebla: Si algo hemos aprendido en estos 40 años es que el arte evoluciona y se adelanta a la propia sociedad, abre caminos. Por eso, desde el primer día, entendimos que el Premio BMW de Pintura tenía que moverse con el tiempo: escuchar, observar y adaptarse. En 2001 incorporamos la Beca Mario Antolín de Ayuda a la Investigación Pictórica, para impulsar a los creadores jóvenes. Y hace cuatro años dimos un paso natural hacia los lenguajes contemporáneos incorporando el arte digital, una apuesta que refleja la convivencia entre tradición e innovación, muy alineada con la visión del Grupo BMW.
Que más de 29.000 artistas hayan pasado por el certamen no es casualidad. Tiene mucho que ver con mantener esa actitud abierta y con entender la innovación como una práctica real, no como una pose. Ese enfoque sostenido en el tiempo es lo que nos ha permitido seguir siendo relevantes a lo largo de generaciones.

Suponemos que para una empresa como el Grupo BMW estar unida a la cultura durante todos estos años es una manera de reflejar su personalidad. ¿Es así?
Pilar de la Puebla: Totalmente. Puede que sorprenda a primera vista, pero la cultura forma parte de la identidad más profunda del Grupo BMW. Es cierto que muchos lo interpretan como una acción de marca, pero el tiempo ha demostrado que es un compromiso firme, sostenido y muy vinculado a nuestra manera de entender la responsabilidad corporativa en cada país donde estamos presentes.
El Premio refleja valores que para nosotros son irrenunciables: el rigor, la pasión por los procesos bien hechos y la convicción de que la innovación es un camino, no un destino. Nos permite conectar con la sociedad de otra manera, desde un lugar más emocional y honesto. Y, sobre todo, construir reputación desde los hechos, que al final es lo único que perdura.
Háblanos de la exposición en el Centro Cultural Conde Duque, que podrá visitarse hasta el 1 de febrero. Sin duda, la guinda perfecta para un proyecto tan ambicioso.
Pilar de la Puebla: Este año queríamos celebrar los 40 años del Premio BMW de Pintura y nuestro compromiso con la cultural y la sociedad de nuestro país, por eso, hacer una exposición y contar con un espacio con el peso histórico y simbólico del Centro Cultural Conde Duque nos parecía muy oportuno.
La exposición es especial por muchos motivos. Primero porque acerca el arte a todos, que es uno de los principios que siempre hemos defendido. Y segundo, es un homenaje a los artistas, al jurado y a un equipo que ha mantenido vivo el espíritu del Premio incluso en momentos complicados, como la pandemia. Poder prolongar esta celebración con una exposición abierta al público hasta el 1 de febrero del 2026 es, sin duda, la guinda del pastel y nuestra forma de devolver a la sociedad todo lo que el arte nos aporta.

¿Qué supone para vosotros como Acciona participar en una iniciativa tan potente como son los Premios BMW de Pintura?
Cristina Hernández, Head of Events de ACCIONA: Para ACCIONA formar parte de los Premios BMW de Pintura desde hace más de una década es, ante todo, una responsabilidad y un privilegio. Hablamos de uno de los certámenes artísticos más relevantes de nuestro país, un proyecto que no solo impulsa el talento creativo, sino que lo hace desde una mirada profundamente humanista, diversa e inclusiva. Acompañar esta iniciativa durante tantos años nos ha permitido ser testigos de la evolución del panorama artístico contemporáneo y reforzar nuestro compromiso con la cultura como motor de transformación social. Para nosotros no es solo producir un evento: es contribuir activamente a una plataforma que da voz a nuevas generaciones de artistas y que conecta el arte con la sociedad.
¿De qué manera colaboráis con BMW y cuáles son vuestras funciones en el desarrollo de estos ya reconocidos Premios?
Cristina Hernández: Nuestra colaboración con BMW es un auténtico trabajo en equipo, basado en la confianza mutua y en una visión compartida del valor del arte. Desde ACCIONA acompañamos todo el proceso, aportando una mirada estratégica y una sólida experiencia en la producción de eventos culturales de gran escala. Nuestro trabajo consiste en dar forma y coherencia a cada edición, asegurando que las distintas piezas (escenografía, narrativa, ritmo del acto, desarrollo audiovisual y experiencia del invitado) se integren de manera fluida y consistente. Nos centramos en garantizar que el proyecto avance con claridad y que la propuesta creativa pueda desplegarse con la calidad, el rigor y la sensibilidad que caracterizan a los Premios, convirtiéndola en una experiencia sólida, coherente y memorable.
Nuestro objetivo es que los Premios no solo se entiendan como una gala de entrega y posterior exposición, sino como un acontecimiento cultural en sí mismo, con una fuerte proyección mediática y una puesta en escena que esté a la altura del prestigio del certamen. Trabajamos muy de cerca con BMW para tangibilizar su posicionamiento, cuidando cada detalle para que el mensaje llegue con claridad, emoción y coherencia a públicos muy diversos: artistas, instituciones, medios y sociedad en general.
Desde vuestra experiencia en eventos, ¿el objetivo principal es crear una experiencia que rinda homenaje al carácter humanista e igualitario de BMW?
Cristina Hernández: Sin duda. Uno de los grandes valores de esta colaboración es precisamente la posibilidad de transformar esos principios —humanismo, igualdad, impulso al talento— en una experiencia tangible. Nuestro bagaje en el mundo de las experiencias nos permite ir más allá de lo puramente formal y construir un relato emocional que celebre tanto a los artistas como los valores que representan los Premios.
Cada edición está pensada para generar un espacio de encuentro, de reconocimiento y de inspiración, donde conviven artistas consagrados y emergentes, jóvenes promesas, instituciones culturales y público general. Buscamos que la puesta en escena no eclipse al arte, sino que lo acompañe, lo potencie y le dé contexto. Al final, se trata de crear una experiencia que no solo se recuerde por su estética, sino por lo que transmite: que el arte es un lenguaje universal, accesible y profundamente necesario para construir un mundo más justo, sostenible y avanzado.

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