/Imagine prompt: un texto que hable de ti, por cómo lo escribes, y que esté hecho con inteligencia, aunque suene artificial. Con un tono creativo, original, que cuente lo buena profesional que eres y que huya de la típica redacción a lo premios Coca-Cola. Un texto que le cuente, a quien se anime a leerlo, que el ChatGPT es una pestaña que ya se te abre por defecto, y a quien no temes preguntarle sandeces y obviedades, dejando que te conozca más de la cuenta. Pero, sobre todo, un texto que le cuente al mundo de la publi que Midjourney te hace sentir mejor. Que por fin puedes jugar a ser "dire" de arte, marcándote un tanto, y asegurando que justo esta imagen que has generado en treinta segundos era lo que tenías en mente. Mentira. Varias mentiras en esa frase. Pero todas ellas a favor de tu ego, claro. Ese mismo ego que tanto ha dolido cuando veías que muchos de los que dominan el Illustrator son capaces de escribir bonito y que a ti, el sentido del buen gusto, se olvidaron de adjuntártelo al nacer.
Aunque, siendo sincera y estando ahora a solas, Midjourney también te ha enseñado a quitarle tonito al copy, a dejarte de palabros y redundancias, a ir al grano, directa, concretando. Y a reescribir. A reescribir tropecientas veces la misma idea, cambiando solo una palabra, ahora tres, ahora cuatro. Y a buscar referencias y estilos, esos que no habías estudiado, en una búsqueda desesperada para que te haga caso. Una frustración que acaba siempre acudiendo a la mesa de al lado, donde está tu arte de confianza, el solucionador de lo que has imaginado.