Pepa Rojo y su experiencia personal con el fracaso

Casi siempre sucede cuando no te lo esperas. Te sientan en una silla, tu pies casi ni alcanzan el suelo, y entonces sucede: “Rojo, esta usted fuera del Coro del Colegio”. Sin más. Tu tienes una ilusión y de repente, la ilusión se ha colado por debajo de la puerta. Me echaron del coro del colegio así, una mañana cualquiera de una infancia cualquiera. Dicen que el fracaso es necesario. Es más, que nos anima a superar metas. A mí me pareció injusto, pero totalmente necesario. Ya que admito que tengo un oído aquí y el otro en Bilbao. Alguien tenía que decírmelo. El cura fue todo lo amable que se puede ser para no matar mi pasión por la música a la edad de los 8 años. Me recordó años más tarde al entrañable Clément Mathieu, un docente apasionado por la música, en la gran película "Los niños del coro". “Me llamo Clément Mathieu, músico fracasado, vigilante en paro.” A partir de ahí siempre he querido tocar un instrumento. Y ese sigue siendo mi mayor fracaso. Porque siempre he pensado que la música tiene la capacidad para hacer cambiar la conducta de las personas y darle una nueva perspectiva del mundo que los rodea. Por eso, siempre hay que dejar un hueco para la esperanza, aunque sea mínimo. Hace un año me compré un bonito ukelele color azul turquesa y cada día digo, de mañana no pasa.