Confesiones creativas de Rubén Díaz, CCO de AMT Comunicación

Tu manía creativa

Cada vez que alguien me pregunta cómo hacemos los creativos para ser creativos, suelo responder lo mismo: viviendo.
La creatividad nace de la capacidad de cada uno para unir conceptos aparentemente inconexos y dar lugar a un resultado totalmente sorprendente. Viajar, la música, el cine, el arte, la historia o conocer a personas de diferentes culturas son algunas de las cosas que me ayudan a llenar el disco duro de inputs que, tarde o temprano, acaban haciendo 'match' y se transforman en la idea perfecta que necesito.

Hay ocasiones en las que la magia no aparece y necesito activar el modo 'full' creatividad. En esos momentos, mi método suele consistir en encerrarme en el despacho, ponerme los auriculares y escuchar alguna de mis bandas japonesas favoritas de 'heavy metal' a un volumen inaceptable para mi salud auditiva.

Tu decisión profesional importante

Todavía recuerdo la emoción de decidir mi futuro en 2016. Por un lado, estaba asentado en una de las agencias más solventes del país, Vinizius Y&R, con nueve años de antigüedad a mis espaldas. Por otro lado, sentía la necesidad de crecer y evolucionar profesionalmente. Aceptando esa necesidad, me propuse conocer otras agencias y culturas creativas.

De entre todas las opciones, hubo una —quizás la menos evidente— que me conquistó. Una agencia pequeña, de tan solo cinco personas, que quería invertir para dar un salto cualitativo. El proyecto estaba formado por profesionales experimentados, con las ideas muy claras, y que esperaban de mí, la creación de un departamento creativo capaz de convencer a nuevos clientes. Ocho años después, con un equipo de 30 personas y con AMT Comunicación consolidada, lo que entonces parecía valentía hoy me parece una apuesta segura.