Iberdrola no es una ONG

Iberdrola no es una ONG
Martes, 14 de junio 2022

La sostenibilidad se basa en el equilibrio entre los intereses de los stakeholders, clientes y accionistas incluidos. Es decir, el consumidor es parte del ecosistema de sostenibilidad de una empresa, y no sólo una fuente de ingresos.

Hace unas semanas, un comentario desenfadado y fuera de contexto sobre la tontería de algunos consumidores de energía por parte del CEO de Iberdrola desencadenó una fuerte polémica en redes sociales y tertulias mediáticas de todo tipo. La empresa reaccionó con celeridad y profesionalidad y el impacto negativo quedó controlado. Además, de alguna manera, la polémica llevó al debate sobre las ventajas y desventajas de los contratos de tarifa fija respecto a las variables, lo que ayudó a, al menos, aumentar la información de los clientes. 

Hace ya más de un siglo que la publicidad sabe que cuando se vende un producto o servicio, no sólo se trata de un producto o un servicio sino también de la satisfacción de otras necesidades emocionales o psicológicas asociadas -más o menos artificialmente- a la marca que lo comercializa. En este sentido, es perfectamente legítimo que una compañía energética ofrezca a sus clientes la seguridad de unas tarifas fijas mensuales que eviten sustos y posibles caídas abruptas de la renta disponible de las familias en ciertos periodos de inestabilidad de precios en el mercado mayorista. Porque las familias no sólo necesitan consumir mensualmente energía, sino también otros productos y servicios que deben pagar con el mismo nivel de renta, ya que sus salarios sí suelen ser de “tarifa fija”. Lo mismo vienen haciendo los bancos en el mercado de hipotecas desde tiempos inmemoriales. 

Pero no nos engañemos: el fin de las empresas energéticas es generar beneficios, y el cálculo de esa tarifa fija contempla ya la compensación de ciclos bajos y altos en el mercado mayorista de manera que (al menos) se mantengan los márgenes comerciales en el tiempo. Y, en muchas ocasiones, también se suma al cálculo de la tarifa fija el riesgo del coste financiero para la compañía de los momentos en que el precio mayorista para la empresa es mayor que el precio al que vende a sus clientes. Es decir, que las energéticas no son almas caritativas que se exponen bondadosamente a perder beneficios para que sus clientes no paguen el coste total del servicio cuando sube mucho de precio. 

No, Iberdrola no es una ONG. Es una empresa multinacional que cotiza en bolsa, con mucho éxito, y cuyo presidente contempla en su remuneración fuertes incentivos monetarios en función de sus beneficios y su cotización bursátil. En otras palabras, los clientes que no entran en el mercado de tarifas fijas no “son tontos”, sino que no tienen las mismas necesidades de seguridad por las que sí pagan otros clientes.

Por otra parte, en series largas la volatilidad de las tarifas reguladas siempre compensa en precio los planes de tarifa fija. Y esto tiene una explicación muy sencilla: los márgenes comerciales regulados siempre son menores que los márgenes de libre mercado en situaciones oligopolistas. Hace 246 años que nos lo explicó Adam Smith. 

No hay clientes tontos y clientes listos, como tampoco hay empresas tontas o empresas listas. Vivimos tiempos muy líquidos, como decía el sociólogo Zygmunt Bauman, pero no creo que tanto como para poder considerar que las multinacionales cotizadas en los mercados bursátiles de Madrid, Londres, Frankfurt o Nueva York sean ONGs cuyo objetivo sea reducir sus beneficios en función del bienestar de la sociedad. 

Algunos datos. La cotización en bolsa de las acciones de Iberdrola ha aumentado un 20.7% desde que comenzó la guerra en Ucrania hasta el inicio de este mes de mayo. No parece que los analistas y los complejos algoritmos de las grandes instituciones financieras del mundo hayan reducido sus expectativas de generación de flujos libres de caja en Iberdrola, no. Es decir, no parece que “los que saben” piensen ahora que Iberdrola está trasladando renta desde sus beneficios esperados a los consumidores ante estas altas tasas de clientes que se han pasado a la tarifa fija.

Más datos. Según las últimas cifras de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que son previas a la crisis de precios de los últimos meses, el 40% de los suministros de baja tensión -más de 10 millones- tiene un contrato de PVPC. Entre ellos están los consumidores vulnerables que tienen los descuentos del bono social, ya que para beneficiarse de estos descuentos es imprescindible estar acogido al PVPC. 

La sostenibilidad de una empresa se basa, entre otros aspectos, en la legitimación social que es capaz de conseguir en su cadena de valor, incluyendo su política de precios a sus clientes. Y no hay nada malo, todo lo contrario, en que la empresa que innova su política de precios para cubrir necesidades de seguridad y estabilidad suba su cotización en bolsa y, por tanto, las remuneraciones de sus equipos directivos. La sostenibilidad se basa en el equilibrio entre los intereses de los stakeholders, clientes y accionistas incluidos. Es decir, el consumidor es parte del ecosistema de sostenibilidad de una empresa, y no sólo una fuente de ingresos.


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