La ONU pide prohibir la publicidad de combustibles fósiles

"Una vida fácil, amando libremente, con un billete sólo de ida. No voy a pedir nada, sólo déjame en paz y déjame arrasar todo a mi paso. No necesito ninguna razón ni ningún verso, así es mejor. Ya voy llegando, empieza la fiesta y mis amigos ya están allí. Voy por la autopista camino al infierno". ACDC, "Highway to hell".
Hace algunos días, con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, el Secretario General de la ONU António Guterres acusó a la industria de los combustibles fósiles de gastar miles de millones de dólares en engañar a sus clientes. En su discurso, mostró la contradicción de aquellos gobiernos que restringen o prohíben la publicidad de productos dañinos para la salud, como el tabaco, pero no tienen nada que decir sobre la publicidad de productos dañinos para el planeta, como los combustibles fósiles. Sus palabras fueron un misil contra esta industria: “Pido a cada Estado prohibir la publicidad de los negocios de combustibles fósiles. Y pido a los medios de comunicación y redes sociales que dejen de dar publicidad de combustibles fósiles”
Como si se tratara de una vieja canción de ACDC, Guterres invitó en su discurso a “tomar la salida para abandonar la autopista que lleva al infierno climático”.
Lo cierto es que, nueve años después de la adopción del Acuerdo de París, el objetivo de limitar el aumento de la temperatura media del planeta a 1.5 grados está en serio peligro. A pesar de que la ciencia nos dice que necesitamos reducir cada año una media del 9% en las emisiones de gases de efecto invernadero para alcanzar el objetivo, el pasado año aumentaron en un 1%.
Puede parecer que 1.5 grados centígrados no es algo muy dramático para el planeta, pero el frágil equilibrio climático del holoceno que pudo dar origen a nuestra civilización quedaría estructuralmente alterado con un incremento superior a los dos grados: rompería el equilibrio de las corrientes oceánicas, afectaría negativamente a la producción agrícola de medio planeta, aumentaría las primas de los seguros de las viviendas junto al mar de manera más que notable, y sufriríamos un aumento muy significativo de algunas enfermedades y pérdida de agua potable en medio de sequías e inundaciones mucho más continuadas y extremas.
El exceso de consumo de combustibles fósiles, aunque aumenta la capacidad de crecimiento económico a corto plazo, supone un grave peligro para mantener ese mismo crecimiento en el largo plazo. Lo que el refranero español llama pan para hoy y hambre para mañana.
Los combustibles fósiles son los principales emisores de GHG del mundo y los mayores creadores de greenwashing hoy en día. Y este modelo de comunicación tiene el riesgo de involucrar a las agencias que trabajan con las empresas que los producen en el debate sobre la responsabilidad del mensaje. Las agencias de comunicación y publicidad que prestan servicios a estos clientes no podrán mantenerse al margen de este debate y acabarán afectadas en su reputación profesional.
Es muy previsible que los combustibles fósiles acaben pronto en el mismo cajón que el tabaco en términos de publicidad. Pero también es previsible que el cambio regulatorio (y autorregulatorio) afecte a algunos sectores adyacentes y también repercuta sobre los automóviles de motor de combustión interna. De hecho, hay una campaña en marcha de unas 30 organizaciones internacionales de la mano de Greenpeace que está ya llegando a parlamentos y medios. A estas alturas de la carrera regulatoria en materia ambiental, no deberíamos estar preguntándonos por el futuro de los ingresos en el sector de lapublicidad que proporcionan las empresas que producen y distribuyen combustibles fósiles, sino por el futuro de la rentabilidad de campañas de vuelos a Estambul, todoterrenos fantásticos, cruceros al Caribe o carne de Argentina en nuestros supermercados españoles.
Si somos capaces de comprender esta realidad, entenderemos que es necesario un compromiso por parte de Autocontrol para que se regulen los anuncios de combustibles fósiles en España, ya que alguno de ellos va claramente contra la línea de las directivas marcadas desde Bruselas contra el greenwashing. Se impondrán más pronto que tarde nuevas formas de publicidad que sean respetuosas con el medio ambiente y una estructura de ingresos en el sector publicitario más acorde con la percepción pública de las nuevas generaciones y las tendencias regulatorias. Se cerrarán algunas líneas de ingresos tradicionales, pero se abrirán otras nuevas, más modernas y sostenibles.
Anticipémonos, abandonemos la autopista al infierno.
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