Ferrovial. It’s not personal, it’s strictly business

Ferrovial. It’s not personal, it’s strictly business
Martes, 14 de marzo 2023

¿Es posible que el efecto positivo en los gastos financieros y acceso a capitales de la llegada de Ferrovial a Países Bajos compense la valoración del activo intangible que representa su reputación corporativa? Quizás sí, porque ni esta última está tan bien medida ni la Marca España nos ha permitido diferenciar bien lo que es español de lo que es global.

No ha tenido nada que ver con palabras como patriotismo, seguridad jurídica o Bolsa de Nueva York. Es sólo una decisión con sentido financiero. O, como le decía Michael Corleone a su hermano Sonny, “It’s not personal, it’s strictly business”.

Ferrovial hace muchas décadas que no es una empresa española. Y su decisión de trasladar su sede a los Países Bajos se debe básicamente a la importancia que sus costes financieros tienen en su cuenta de resultados como consecuencia de su arriesgada gestión de compras, que le ha llevado a tener una deuda inmensa (de más de 10xEBITDA) que hace que la mínima diferencia del spread del bono soberano tenga impactos significativos en las cuentas de la constructora. Cuando se tiene una deuda tan importante y superior a la de sus competidores, es muy posible que el efecto monetario en los gastos financieros de un movimiento como éste compense la valoración del activo intangible que representa su reputación corporativa. Quizás porque esta última no está bien medida. Para entenderlo bien necesitaremos aterrizar de una manera más profunda los análisis y estrategias de reputación corporativa de las multinacionales y su relación con la sostenibilidad de las marcas.

La decisión financiera de Ferrovial afecta a su reputación corporativa porque con este movimiento la compañía pone los intereses de uno de sus stakeholders por encima de los de otros grupos de interés. Y en un mundo en el que cada día resulta más difícil, o imposible, controlar los canales de comunicación como se hacía en el siglo pasado, silenciar problemas derivados de un mal desempeño resulta cada día más complejo. Perder enlaces emocionales y de compromiso con la comunidad en la que se opera y donde se aspira a obtener talento y buenas relaciones institucionales, pues no parece una buena idea. Actualmente Ferrovial se encuentra en la segunda posición del Ranking Merco de Reputación de España de su sector, sólo por detrás de Acciona. Podemos apostar a que bajará algunos escalones con esta decisión.

Y el hecho de que Ferrovial haya cambiado el DirCom en estas fechas puede propiciar una mejor respuesta por parte de la compañía ante esta nueva situación. Sí, claro que afecta a su reputación corporativa, pero también a toda su idea subyacente de responsabilidad social. ¿cómo podremos medir este impacto y ponerlo en la balanza para saber si compensa o no la mudanza?

Muchas veces entendemos la responsabilidad social de una empresa como sus acciones de presente y de futuro. Pero lo cierto es que en los balances de las compañías existen activos creados con externalidades de todo tipo, tanto sociales como económicas y ambientales, que se han producido en el pasado. Esto es, Ferrovial incorpora a su balance recursos obtenidos en España por los que no ha pagado todo su valor: se ha beneficiado de la infraestructura existente en el país, de sus servicios públicos, de la estabilidad jurídica económica y física, de la formación universitaria de sus empleados… y además ha contribuido al deterioro de nuestro medio ambiente o a las emisiones de CO2 generadas en la atmósfera y que suman en el patrimonio de España… en el patrimonio de España y del resto de mercados en los que la compañía viene operando desde hace décadas. Recordemos, Ferrovial hace muchas décadas que no es una empresa española sino global.

Al no ser Ferrovial una empresa “española” sino una multinacional que opera en mercados multinacionales y cuyos propietarios (accionistas) son mayoritariamente extranjeros, esa valoración ambigua de su reputación se diluye en el balance y sus acciones mejoran su cotización en bolsa. Y esto es algo común a casi todas las grandes empresas españolas y europeas. 

Con esta decisión también se pone de manifiesto que Marca España en muchos casos nunca fue española en sus estructuras financieras y de propiedad (esto es, en sus decisiones empresariales). Es comprensible que un gobierno decidiera poner en valor “lo español” para incentivar exportaciones y generar una política de imagen. Pero quizás hubiera funcionado mejor si solo se promocionaran marcas españolas, lo que no es el caso de la propiedad en Ferrovial.



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