La responsabilidad social de las nuevas TIC con la infancia es uno de los temas más candentes. Es evidente que una buena solución a temas de control y privacidad abriría un mercado amplio en un nuevo segmento de mercado cuando el de los consumidores adultos de telefonía móvil tiene ya penetraciones superiores al 100%. Además, es un hecho que estas nuevas tecnologías pueden aportar aspectos positivos en el desarrollo psicosocial de los niños y las niñas (aceleración del aprendizaje, más información sin peso, creatividad, integración social y tecnológica…) Pero, quizás, además del control parental y la privacidad, las compañías deberían promocionar también sus respuestas a los peligros de adicción. Actualmente, más de 8,1 millones de españoles se consideran adictos al móvil, o lo que es lo mismo, el 28,5% de la población de entre 18 y 65 años. La cifra supone un incremento del 6,6% con respecto a la cifra registrada en el año anterior.