Empezar por la unidad

Si tenemos en cuenta el preocupante cariz que estaba tomando la situación en la Academia de la Publicidad, dividida en dos bandos que se hacían acusaciones públicas bastante subidas de tono en un espectáculo poco edificante y nada conveniente para la propia Academia y sus objetivos fundacionales, hay que dar por buena, incluso por muy buena, la elección de una nueva presidencia y junta directiva en la última asamblea extraordinaria dentro de un proceso fuera de toda sospecha. Aunque la solución ideal hubiera sido una candidatura de consenso en la que se integrara también el anterior presidente Félix Muñoz (solo se mantienen en la junta actual dos representantes de la que se eligió hace apenas nueve meses), la elección como presidente de un profesional como Agustín Elbaile, al que se le reconoce ampliamente el talante conciliador entre otras muchas virtudes, permite albergar esperanzas a todos los que han vivido esta situación preocupados por el futuro de una institución que consideran necesaria para la defensa de una profesión que, entre otras cosas, necesita reivindicarse urgentemente en la opinión pública e incluso dentro de su propio ámbito profesional.

Sin ir más lejos, en el número de abril 2022 de la revista Ctrl ControlPublicidad incluimos una entrevista con Toni Segarra, leyenda viva de la creatividad española, en la que habla sin complejos de cómo los profesionales de la publicidad, y sobre todo los creativos, han asumido inconscientemente el marco cognitivo impuesto por sus detractores y viven en una permanente contradicción moral respecto a su trabajo. Todos debemos contribuir desde nuestra posición a cambiar esta absurda percepción, y la Academia es un lugar idóneo desde el que afrontar este reto; solo por eso ya estaría justificada su existencia.

Agustín Elbaile, veterano colaborador de Ctrl Control Publicidad, nos ha asegurado que éste será uno de los objetivos fundamentales de su mandato: “la publicidad es una profesión que me lo ha dado todo y vivo este momento como una oportunidad para devolverle parte de lo que le debo”. Entre otras iniciativas del programa de la nueva Junta se contempla la colaboración más estrecha con las universidades y con instituciones homólogas a la Academia en otros países. Pero lamentablemente, siendo esto lo importante, no es lo más urgente. Sería ingenuo ignorar el daño causado a la Academia durante estos meses de discordia que han impedido a la junta presidida por Félix Muñoz trabajar en los objetivos fundacionales de esta institución. En su defensa hay que reconocerle el mérito de haber cambiado los estatutos para evitar situaciones parecidas en el futuro. Poco más puede conseguirse en un ambiente enrarecido por la sombra de la sospecha, y eso es algo que Elbaile y la nueva junta deberán tener muy en cuenta.

Sin consenso y unidad en lo fundamental no hay programa que pueda cumplirse, por muy necesario que sea.