El Director general creativo de d6 y su fuente de inspiración

Un creativo no es más que un procesador. Absorbe lo que tiene alrededor, lo procesa y saca algo distinto a lo que entró. La única condición indispensable para lograrlo es ir por la vida con la mente abierta, para que todo lo que hay alrededor pueda entrar. Si no permites que entre, sin discriminar, tampoco saldrá nada. Todo es inspirador: la calle, la ducha, la almohada, sacar al perro, hacer la compra, los niños, las redes sociales, el vino, el tren, cocinar, viajar a menudo, la agencia, el cine, los garitos, la fotografía, la gente, los conciertos, las vacaciones, ver mucho arte, los libros, los premios, más vino, más viajes... Cuando sale ese comentario de “eso es para vosotros, los creativos” (generalmente en el sentido de “ese marrón te lo comes tú”), yo siempre contesto muy resuelto: “creativos somos todos”. Claro que lo somos. Lo que sí es verdad es que los creativos, sencillamente, entrenamos más. Y somos conscientes de nuestra obligación de ser esponjas. En resumen, si te dedicas a la creatividad, tienes que conseguir que todo lo que tienes alrededor te inspire. Que tu hija de ocho años te cuente que en su clase cantan una cuña: “Carglass cambia, Carglass repara, y si no pagas, Carglass se enfada”, eso es inspirador.