Nerea Cierco (DDB) y el lugar donde encuentra la inspiración

Bali es mi lugar en el mundo. Y, aunque esté a unos 17.000Km de distancia, he descubierto una manera para poder ir cada día un ratito (quizás va de eso el teletransporte, y creo que algo tiene que ver también con la eternidad). Y es que he logrado convertir a Bali en un estado mental. Al fin y al cabo, lo que más me importa de un lugar es el impacto que genera en mí: lo bonito llama a lo bonito, la paz a la paz, la calma a la calma y así con todo. Para mí, Bali es paz, es bonito, y es lo más importante en los tiempos que corren: es espacio. Un espacio para ser y pensar. La paz de Bali no es una paz cualquiera. Es una paz que conecta muy fácil conmigo porque se accede a ella a través de un falso caos. Ese caos tan balinés de las motos y los coches de las carreteras rotas que recorren la isla atravesando paisajes, campos de arroz, templos y dioses. Lo bonito en Bali es una invitación constante a participar de esa belleza. Bali es tan bonito, tan delicado, tan mágico, que uno solo quiere potenciarlo, describirlo, compartirlo, cuidarlo… Bali aleja lo malo. Es una conexión con lo bonito tan brutal que cuando estoy ahí solo quiero hacer cosas bonitas. Por último, Bali es espacio. Espacio para ser, conectar conmigo misma y pensar(me). En Bali piensas cosas que en ningún otro lugar del mundo pensarías porque allí las cosas se hacen de otra manera… Quizás sea esta la razón del imparable auge de Silicon Bali, el hub tecnológico por excelencia del sudeste asiático, desde donde teletrabajan ingenieros y 'freelance' de todo el mundo. Si tenéis la oportunidad, visitad Bali. Basta un viaje de ida y vuelta para poder viajar cada día del resto de vuestras vidas.