Todos conocemos la expresión de “Unas veces se gana y otras se pierde”. Y yo me pregunto ¿no es esa la frase más demagógica, vacía y que, lejos de ser un consuelo, es puro reflejo del fracaso en su mayor plenitud?
Porque ¿verdad que no la usamos cuando hemos salido victoriosos de algo? ¿Verdad que nunca nos la han dicho cuando hemos conseguido que todo un auditorio se vuelque gritando nuestro nombre y terminemos una charla entre aplausos y vítores? ¿Verdad que nadie usa esa expresión en una boda, en un cumpleaños, en una fiesta de graduación o en cualquier evento que implique una celebración real?
Realmente el conformismo es el verdadero fracaso. No hablo de tener que ser la persona más ambiciosa del mundo para evitar el fracaso, ni mucho menos (de hecho, desde ahí el fracaso suele gestionarse peor).
Es más saber afrontar el fracaso como parte del éxito y de la vida en sí misma, y sobre todo llevándolo de la mejor forma y no tratar de ocultarlo bajo metáforas o expresiones manidas. HE FRACASADO. LA HE CAGADO. SÍ, LO HE VUELTO A HACER.
Porque seguramente no sea la última vez que estemos en esa situación, y cuanto antes aprendamos a vivir con ello, antes aprenderemos a celebrar victorias.
Por eso cada vez que alguien os diga eso de “Unas veces se gana y otras se pierde”, recordad la frase que me enseñó uno de mis primeros jefes “Unas veces se Ghana y otras Senegal”.
Esta recopilación de reflexiones sobre el fracaso, a cargo de Javier Pérez Rey, está inspirada en el libro 'Teoría optimista del fracaso' de Ignasi Giró y está publicada íntegramente en el nº677 de la revista Ctrl, de descarga gratuita.