Inflación y economía circular. Una oportunidad más

Lo ha comprendido muy bien BlackRock, la mayor gestora de capital del mundo, con casi 9.000 millones de euros bajo gestión (7 veces el PIB de España). El banco americano ha hecho un comunicado público en el que considera que los gobiernos solo se han preocupado de tomar medidas en el campo de la oferta de emisiones de CO2, y no se han tomado medidas en el campo de la demanda. Y esto ha colaborado junto con otros factores a generar en esta coyuntura de guerra una espiral de precios energéticos que escala sobre una demanda muy inelástica, y que sitúa ya los niveles de inflación en una zona de alarma. 

Para influir en la demanda necesitamos una comunicación efectiva que impulse a un menor consumo energético por parte de los clientes para que el tránsito a una economía sostenible pueda hacerse real. Campañas didácticas y emocionales que conducirán a un mundo mejor y más rentable para nuestras empresas. Un bonito reto para la creatividad en campañas de concienciación social de las marcas que sólo puede tener efectos positivos para todos.

Además de la gran oportunidad para lanzar campañas de posicionamiento en valores de menor consumo energético, las marcas deben aprovechar el momento para poner en valor sus propios programas de reducción de gasto de energía y materias primas en sus procesos productivos y de distribución. Y esto debería ir acompañado de una política de precios que haga comprender al consumidor que estos menores gastos redundan en menores costes operacionales. Es decir, hacer participar al cliente de la caída de precios que se consigue, por pequeña que esta sea. Una buena oportunidad, en este contexto inflacionista, para una buena promoción de bajar los precios en Mahou, por ejemplo, que acaba de anunciar que su plan de sostenibilidad “Vamos 2030” ha permitido a la cervecera una reducción de un 68% tanto de sus emisiones de CO2 como de su consumo de gas, superando en un 13% sus objetivos iniciales.

El consumidor debe concienciarse, y cada vez lo hace más, de la fuerte repercusión que tiene en los precios el exceso de consumo de materias primas limitadas que en muchos casos estamos importando desde zonas muy inestables. ¿Sabía usted que el teléfono móvil que lleva en su bolsillo requiere de 12 litros de agua limpia para ser fabricado? En conjunto, la producción de un smartphone de 80 gramos requiere de algo más de 44 kilogramos de recursos naturales. Haciendo un cálculo rápido, una persona que cambie cada dos años de móvil habrá gastado en 50 años más de una tonelada de recursos para tener el dispositivo plenamente actualizado. Es decir, ante una inflación por shock de oferta de materia primas y energía, la diferencia de precios entre un smartphone nuevo y uno reciclado aumentará, haciendo aún más competitivos los productos de segunda mano, que ya se encuentran en un boom importante. Especialmente en el sector de coches de segunda mano, que está muy cerca de alcanzar los precios que venían teniendo los coches nuevos en esta coyuntura. 

El mundo necesita la economía circular para reducir los residuos y las emisiones de carbono, y aquí vendrán muchas oportunidades de negocio que podrán comunicar muy bien con un público que es cada vez mayor.